(San Miguel Fabres)
Color: Verde
9 de febrero de 2019
PRIMERA LECTURA
Heb 13, 15-17.20-21.
Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor, os confirme en todo bien.
Lectura de la carta a los Hebreos.
HERMANOS:
Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre.
No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía.
Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 22.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—
y yo las conozco, y ellas me siguen.
Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
Mc 6, 30-34.
Andaban como ovejas que no tienen pastor.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
EN aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor.
REFLEXIONANDO LA PALABRA
Después de enviar a sus discípulos a la misión, el Evangelio nos presenta los resultados de este envío: «le contaron todo lo que habían hecho y enseñado» (Mc 6,30). Jesús tiene una propuesta a sus discípulos: «Vengan ustedes solos a un sitio tranquilo a descansar un poco». La situación en la que ellos se encontraban es dramática, pues no encontraban tiempo ni para comer. Sabemos del valor que tiene la comida, no apenas para reponer las fuerzas, sino también para afianzar los lazos de comunión, algo que se está perdiendo en nuestra sociedad con las fast food y el ritmo enardecido de la vida urbana.
Si por un instante miramos nuestro ritmo semanal, puede ser que nos descubramos cansados: nos explotamos a nosotros mismos al exigir un rendimiento personal y laboral interminable. Incluso nuestros descansos están en función del trabajo. Descansar supone reconectar con nuestro interior, dedicar tiempo a Dios. Es verdad que muchas personas están en búsqueda de la meditación, lo que es algo muy bueno. Pero la meditación cristiana nos ofrece la oportunidad única de estar con Aquel que es nuestra fuente. Solo Él puede reponer nuestras fuerzas con su pan, con su propia vida.
La propuesta de Jesús es sencilla: romper con el activismo. Ni siquiera la actividad misionera debe ser continua. Todos tenemos necesidad del descanso, desconectarnos de los aparatos electrónicos para ir a la fuente de nuestra existencia. Sin vida interior, sin espiritualidad no es posible sacar buenos frutos en la misión. Cuando cultivamos la vida interior, con la oración, la lectura de la Palabra, la adoración, estaremos en condiciones de “sentir compasión” de los dolores de aquellos que vienen a nuestro encuentro.
Pbro José Alirio Lagarejo Palomeque
"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10).✍
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