martes, 26 de marzo de 2019

Martes, III Semana de Cuaresma

Color: MORADO
27 de marzo de 2019

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (4,1.5-9):

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?
Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos».

Palabra de Dios
Te Alabamos Señor

Salmo
Sal 147,12-13.15-16.19-20

R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

V/. Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión. Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

V/. Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza. R/.

V/. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIONANDO LA PALABRA

Las enseñanzas de Jesús no pretenden abolir lo que está escrito en el Antiguo Testamento, sino darle plenitud. El Señor ha preparado a su pueblo a través del Antiguo Testamento para terminar aceptando la Palabra definitiva de Dios en la revelación de la persona de Jesús, que es quien da su verdadero sentido a todo lo escrito en el Antiguo Testamento.

Y al mismo tiempo nos invita a orientar y ordenar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios. Es la luz interior que Dios nos da la que nos ayuda a discernir lo bueno de lo malo. Y nos anima a no desfallecer a pesar de nuestros errores. Nadie es perfecto, pero no podemos caminar a oscuras por la vida. Tenemos que estar seguros de lo que es bueno delante de Dios y saber realizarlo.

Nuestra vida por humilde que sea tiene un gran valor. Pero no siempre sabemos si lo que hacemos está bien hecho. De ahí la importancia que tiene la Sagrada Biblia para darnos luz en el camino de la vida. Muchos seguramente dedicáis ilusión y tiempo para leerla en casa y estudiarla. Es el tiempo mejor empleado para recibir la fortaleza y la luz que todo cristiano necesita. Así alimentamos nuestra conversación con nuestro papá Dios y tomamos fuerzas ante los desafíos que la vida nos presenta cada día.

Los autores que han escrito la Sagrada Biblia lo han hecho bajo la luz del Espíritu Santo. Por eso la mejor forma de estudiarla es rezando primero al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos guíe a fin de encontrar la verdad y ponerla por obra.

En el evangelio vemos cómo Jesús acudía con su comunidad de Nazaret a la sinagoga, leían la Biblia y la comentaban. En la liturgia de la Iglesia, en la Misa, siempre se lee la Biblia primero y luego se comenta para iluminar la vida de cada uno de los presentes. Suele ser el momento más delicado porque me tengo que preguntar qué me está diciendo a mí personalmente mi Padre del cielo, cómo lo pondré en práctica.

Justamente  hoy el salmo nos dice: ¡Ojalá escuchen la voz del Señor: No endurezcan el corazón!

Sacerdote José Alirio Lagarejo Palomeque

"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10).✍

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