(San Josafat)
Color: ROJO
12 de noviembre de 2019
Somos simples servidores
Lectura del libro de la Sabiduría 2, 23-3, 9
Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a
imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte
en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla.
Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los
afectará ningún tormento. A los ojos de los insensatos parecían muertos; su
partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de
nosotros, una completa destrucción; pero ellos están en paz. A los ojos de los
hombres, ellos fueron castigados, pero su esperanza estaba colmada de
inmortalidad.
Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios,
porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. Los probó como oro
en el crisol y los aceptó como un holocausto. Por eso brillarán cuando Dios los
visite, y se extenderán como chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones
y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre.
Los que confían en él comprenderán la verdad y los que le
son fieles permanecerán junto a él en el amor. Porque la gracia y la
misericordia son para sus elegidos.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor
SALMO Sal 33, 2-3.
16-17. 18-19 (R.: 2a)
R. Bendeciré al
Señor en todo tiempo.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos escuchan su clamor;
pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra. R.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos. R.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
«Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o
cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y
siéntate a la mesa”? ¿No le dirá más bien: “Prepárame la cena y recógete la
túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás
después”? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le
mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les
mande, digan: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con
nuestro deber.”»
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIOANDO LA PALABRA
El autor escribe sin duda durante la persecución que el
pueblo sufrió en 88-80 antes de Jesucristo de parte de Ptolomeo Latiro. Por sus
costumbres de vida, por su inconformismo y su rechazo a colaborar con la
religión oficial, los judíos irritan a los paganos y éstos buscan el modo de
suprimir esta secta tan problemática. El autor quiere revelar a los miembros
del pueblo elegido la significación del proceso que están viviendo.
La idea de retribución terrestre todavía presente en los
círculos piadosos a los que se dirige el autor, no respondía a las nuevas
condiciones que habían surgido a raíz de la persecución.
Un justo, fiel a Dios, no puede ver su vida cortada por la
sola voluntad de los hombres. Una doctrina así no podía apagar la inquietud de
los fieles que eran conducidos prematuramente a la muerte. El autor propone
entonces una doctrina inspirada en el helenismo, según la cual el alma subsiste
después de la muerte. Dios creó al hombre para una existencia imperecedera, lo
hizo imagen de su misma naturaleza. La muerte entró en el mundo por la envidia
del diablo.
Esto permite al autor explicar que la muerte no es un final,
sino una intervención del diablo que no ensombrece para nada el plan de Dios.
Por tanto no hay qué inquietarse, porque no se acaba todo con la muerte y con
todo derecho se puede buscar la retribución de los méritos mirando hacia Dios
porque Él recompensa después de la muerte.
El fiel puede ir a la muerte con confianza y ponerse en las
manos de Dios. Si la muerte tiene un más allá, los justos disfrutarán de la
retribución que esperaron y las víctimas se convertirán en jueces de sus
perseguidores.
Sea cual sea el origen de la muerte, lo más importante es el
más allá después de la misma. Los justos están destinados a la vida: “los
insensatos pensaban que morían, pero ellos están en paz”. La sabiduría humana
se contenta con la perspectiva de aquí abajo y la muerte considerada como
desgracia total. Pero no son así los planes de Dios.
Nuevamente nos encontramos aquí con el personaje familiar
del criado, igual que en la escena del banquete. Una vez más aparece subrayada
la gratuidad del servicio como respuesta creativa a la necesidad.
Este pasaje, no lo podemos aislar del resto de enseñanzas e
instrucciones que Jesús viene dando a sus discípulos; así como tampoco podemos
ignorar que Jesús, enfrenta un sistema social y religioso basado en el
cumplimiento de una cantidad de normas y leyes, a través del cual se tenía la
ilusión de alcanzar el favor de Dios, y el derecho para juzgar a los
incumplidores.
Esa actitud los fue llevando a dejar de lado valores
esenciales del pueblo de la alianza, tales como la solidaridad y el compromiso
con el hermano, especialmente con el débil y desprotegido. De muchas formas, en
la historia del pueblo, Dios pidió ser reconocido como Verdadero y Único Dios,
al que sólo se le sirve a través del prójimo. El camino de la verdadera fe,
unida al amor, se fue sustituyendo por un culto vacío, ostentoso, pero ausente
de amor y misericordia hacia quienes por razones de su oficio o condición
social, no podían cumplir con lo preceptuado por la casta dirigencial.
Los cumplidores del culto y los preceptos, se sentían
mejores y con derecho a sentarse a la mesa, para ser servidos por su amo. A
estos, Jesús los llama «siervos inútiles», porque intentan hacer valer sus
derechos sobre Dios y son, en realidad, ante Él, unos pobres siervos;
totalmente incapaces de hacer algo auténticamente meritorio. Simplemente
cumplen lo mandado.
Actitudes como éstas, tienen que ser evitadas por quienes
quieren vivir la novedad de la vida del reino, que no consiste en una lista de
preceptos que guardar, de prohibiciones que evitar, sino en un nuevo modo de
vivir, que superará siempre todo lo imaginable porque es respuesta gratuita a la
gratuidad de Dios.
Si bien esta parábola está dirigida inicialmente a los
fariseos, Lucas la coloca dirigiéndola a los apóstoles, para que eviten la
soberbia farisaica de atribuirse a sí mismos méritos de una acción, que sin
Dios sería imposible realizar. El mérito pertenece sólo al Espíritu de Dios,
que actúa de forma eficaz y no a nuestra eficiencia profesional. Jesús apunta a
lo que hay de fariseo y autoritario en el corazón de cada uno, cuando
consideramos las ventajas y los privilegios de la misión que desempeñamos, como
derechos a la vida eterna y cuando nos glorificamos a nosotros mismos en vez de
“gloriarnos en el Señor”.
También hoy los cristianos, podemos caer en el error de
buscar a Dios en el perfecto cumplimiento de la ley, siendo, de esta manera,
siervos inútiles que tienen como única meta el deber cumplido.
Es mucho más cómodo cumplir con lo que siempre se ha hecho.
Acatar, es menos pesado que arriesgarse a realizar creativamente el amor, la
misericordia, el perdón.
Identificados con Cristo por la fe, estamos llamados a
continuar trabajando para que la salvación llegue a todos. En este aspecto no
podemos escatimar esfuerzos. Dios espera que seamos generosos trabajadores de
su Reino, proclamando la Buena Nueva a todos, con un amor, que sea signo de Su
Amor que se acerca a nuestros hermanos más ignorados por la sociedad.
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
"Yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia" (Jn 10,10)✍
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