Color: BLANCO
29 de diciembre de 2019
Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
El Señor honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre es como quien acumula
tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él,
y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para reparar tus pecados.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Salmo
Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5
R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus
caminos
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Colosenses 3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de
compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno
tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo
de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella
habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite
entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría;
exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos,
himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea
todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene
en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso
agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el
ánimo.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-15.
19-23
Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se
apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto;
quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para
matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche,
se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo
que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció
de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la
tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la
tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea
como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se
retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió
lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIONANDO LA PALBRA
"Dios bendice al
que honra a sus padres"
Dice un refrán castellano, que es de bien
nacido ser agradecido, especialmente con aquellos que nos han otorgado la vida.
Y todos hemos aprendido que en familia se forjan los ánimos y se fortalecen las
voluntades. Que es allí donde se aprenden y se interiorizan las virtudes y los
valores que regirán la conducta de nuestras vidas. Que nuestros padres además
de la vida cuidan nuestro crecimiento y formación con todos sus recursos y
gratuitamente. Pero aquí en este fragmento
del libro del eclesiástico nos dan una mejor razón para atender a nuestros
progenitores.
La bendición y la
escucha de Dios está asegurada para quien honra a sus padres. Ya en el decálogo
que recibe Moisés en el Sinaí aparece este mandato divino: “Honra a tu padre y
a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvé te va a
dar”. El respeto por la familia, la unidad entre todos los componentes de la
unidad familiar, es fundamental para que el Pueblo de Dios siga adelante. Dios trata
a su pueblo como una gran familia, donde cada cédula familiar debe estar unida
y cohesionada, mirando y alabando al Dios que bendice su prosperidad.
"La palabra de
Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza"
Si en la primera
lectura aprendíamos a respetar a nuestros padres, a crear familia, porque la
mirada de Dios agradece el respeto por nuestros padres, ahora aprendemos con
San Pablo que también en la comunidad eclesial formamos una gran familia. Una
unidad fraternal que recibe la bendición del Padre cuando fortalecemos nuestros
vínculos de hermandad. Somos el pueblo elegido de Dios, pueblo amado que recibe
la gracia del perdón y el amor del Padre. Formamos un único pueblo porque el
Padre nos ha unido en la paz de Cristo, que ha de convertirse en árbitro de
nuestra comunión.
Por eso san Pablo nos conmina a vestirnos de
misericordia, de bondad, de humildad, de
dulzura y comprensión. Valores que significan la certeza de una buena relación
personal y social. Vestidos de
misericordia el prójimo se convierte en una parte de nosotros mismos. Nada del
otro nos es ajeno, y todo los nuestro está a disposición del otro para subsanar
cualquier injusticia o necesidad.
Entrelazados en esta nueva hermandad, damos gracias a Dios que nos ha
convertido en hermanos y miembros de esta familia espiritual. Somos hijos de
Dios y damos gracias porque la Palabra habita entre nosotros y nos ha
convertido en hermanos.
"Toma al niño y a
su madre y huye a Egipto"
Este evangelio de Mateo,
en la fiesta de la Sagrada Familia, remarca la figura de José, como cuidador e
intermediario de la salvación que Dios nos otorgó en Jesús. Es un relato
extraño, que en un entorno de apariciones o teofanías, cuenta la marcha de la
Sagrada Familia a Egipto. No tenemos certeza que fuera una huida real o
simplemente una bajada simbólica para recuperar la imagen del Mesías salvador
que supera su propio éxodo y nos entrega la nueva tierra prometida. El
evangelista Mateo quiere ver en Jesús cómo se cumplen todas las profecías sobre el Mesías. Un nuevo Moisés, un nuevo
profeta, un rey salvador del pueblo nacido en Belén y promocionado en Galilea.
Y José es el vehículo de realización de este plan salvífico.
Cuando muere Herodes,
una nueva aparición del Ángel del Señor le manda volver a Israel con María y el
Niño. Entonces José, como padre y cabeza de familia, toma la decisión de volver
a Nazaret, cumpliendo lo dicho por los profetas, “que se llamaría nazareno”.
Mateo está dando razón del mesianismo de Jesús a los interlocutores de su
evangelio.
Pero para nosotros, en
esta festividad después de la navidad, dedicada a la Sagrada familia, lo
reseñable es ese tiempo de silencio en Nazaret, donde Jesús crece, vive y
madura como persona humana, en el entorno de la familia. Hijo de un carpintero
José y de su madre María, que seguirán sus pasos en la intimidad del hogar, y
posteriormente en su vida pública.
Nazaret se convierte en
lugar de silencio y formación, de secreto y sorpresa, de llamada a escuchar la
voz de Dios y responder como lo hicieron José y María. También en Nazaret
aprendió Jesús a escuchar la Palabra de Dios en la Sinagoga, las Escrituras y
la historia de cada día. Jesús vive la realidad cotidiana de la familia, de los
cuidados paternos, del aprendizaje, del calor y cariño de los suyos, y se forja
para su futura misión de ser portador del amor del Padre para todos los
hombres. La Sagrada Familia es la imagen de la nueva humanidad que Jesús quiere
que formemos en su nuevo Reino de Dios, en la nueva Jerusalén terrestre.
Salvados por Jesús, somos hermanos y miembros de la gran familia de Dios.
Hagamos que todas las
familias cristianas, seamos germen de nueva creación para esta sociedad.
José Alirio Lagarejo
Palomeque
Sacerdote
Que el Señor te bendiga
desde Sion, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida ✍
Por Alberto Linero✍
Hechos
que son Noticias
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