27 de
diciembre de 2019
Primera
lectura
Comienzo de
la primera carta del apóstol san Juan 1, 1-4
Queridos
hermanos:
Lo que
existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de
la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio
y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó.
Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con
nosotros y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os
escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo.
Palabra de
Dios
Te alabamos
Señor
Salmo
Sal 96, 1-2.
5-6. 11-12
R/.
Alegraos, justos, con el Señor
El Señor
reina, la tierra goza,
se alegran
las islas innumerables.
Tiniebla y
nube lo rodean,
justicia y
derecho sostienen su trono. R/.
Los montes
se derriten como cera ante el Señor,
ante el
Señor de toda la tierra;
los cielos
pregonan su justicia,
y todos los
pueblos contemplan su gloria. R/.
Amanece la
luz para el justo,
y la alegría
para los rectos de corazón.
Alegraos,
justos, con el Señor,
celebrad su
santo nombre. R/.
Lectura del
santo evangelio según san Juan 20, 2-8
El primer
día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón
Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han
llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron
Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el
otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro;
e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó
también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos
tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos,
sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces
entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio
y creyó.
Palabra del
Señor
Gloria a ti
Señor Jesús
REFLEXIONANDO
LA PALABRA
“Lo que
hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos…”
Juan fue de
los afortunados que Jesús eligió como apóstol. Durante tres amplios años
convivió con Jesús y vivió muy de cerca todo lo que Jesús hizo y todo lo que
les comunicó. Por eso, ahora puede decir “lo que hemos oído, lo que hemos visto
con nuestro propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la
Palabra de Vida… nosotros la hemos visto, os damos testimonio”. Mejor testigo
de Jesús imposible. Y nos lo quiere comunicar para que gocemos de la vida y
vida en abundancia que Jesús vino a regalarnos.
Nosotros,
cristianos del siglo XXI, hemos recibido ese testimonio de Juan sobre Jesús.
Pero también a cada uno de nosotros, el mismo Jesús ha salido a nuestro
encuentro y nos ha mostrado su cercanía, su amistad, la verdad y el gozo de su
menaje, y ha llenado nuestro corazón de vida, de sentido, de esperanza.
A nosotros
nos queda hacer lo mismo que el evangelista Juan. Comunicar a los demás nuestra
experiencia de Jesús, para que también le descubran como el camino verdadero
para vivir con ilusión sus días y sus noches.
“Vio y
creyó”
Acabamos de
hablar de la suerte de Juan y los otros apóstoles por tener la experiencia
directa de convivir con Jesús. Pero su experiencia se topaba todos los días con
Jesús, al que de entrada no veían más que como hombre. Es verdad, poco a poco,
fueron descubriendo que era un hombre especial.
Jesús no
hablaba como los demás hombres. Sus palabras tenían un sonido especial, que
superaba los sonidos humanos. Realizaba signos especiales, curaciones que daban
a indicar que iba más allá del poder humano. Pero todos los días convivían con
el hombre Jesús. Jesús les iba instruyendo para que diesen el paso de verle
como hombre y también como Dios, el Hijo de Dios. Un golpe fuerte fue la muerte
de Jesús. Juan fue el único apóstol que le acompañó, junto a María y otras
mujeres, a lo alto del Calvario y allí lo vio morir.
Es fácil
sospechar que de no haber resucitado Jesús todo lo suyo se habría derrumbado.
Pero Jesús, es la enseñanza del evangelio de hoy, resucitó, y Pedro y Juan, al
ver el sepulcro vacío creyeron en él y en todo lo que les había dicho. También
en su resurrección y en la que ofrecía a todos sus seguidores.
En esta
fiesta del apóstol Juan, el “que vio y creyó”, podemos pedir a Jesús que
aumente nuestra fe, que le reconozcamos como hombre y Dios verdadero, que nos
haga creer y experimentar que resucitó, que nos va a resucitar y que su camino es el mejor
camino para vivir la vida humana.
José Alirio
Lagarejo Palomeque
Sacerdote
Feliz y
cristiana Navidad y un bendecido año 2 mil 20✍
Hechos que
son Noticias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario