5 de mayo de 2020
El Evangelio de hoy en AUDIO
REFLEXIONANDO LA PALABRA
Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió
al Señor
La persecución desencadenada por los judíos contra los cristianos los lanzó
fuera de Jerusalén hacia regiones paganas. Allí se decidieron a ofrecer el
mensaje de Jesús a los no judíos. Con éxito, porque “la mano del Señor estaba
con ellos”. Esta novedad suscita dudas
en la comunidad cristiana de Jerusalén. Envían a Bernabé para que conozca y
valore la nueva situación. Bernabé, ante lo que vio, “se alegró mucho y exhortó
a que siguieran en ese empeño”. Al que él mismo se unió .Por ser “un hombre de
bien, lleno De Espíritu Santo y de fe” arrastró a muchos hacia Jesús.
Vemos en Bernabé el ejemplo del misionero, del anunciador, del predicador
de la Nueva Nueva del Evangelio. Ante todo, su honradez, ser hombre de bien, y
tener fe en lo que dice, testificada con su vida. Desde esa actitud el Espíritu
santo acude en su ayuda. Y se produce el acercamiento de a quienes se dirige a
Jesús.
Lo recordamos el día en que los dominicos celebran a san Vicente Ferrer. El
gran misionero de Europa. Y también, como los de ahora, en tiempos de epidemia.
Honrado, de honda fe, el Espíritu Santo le ayudó llevar a cabo con éxito su
misión incansable por Europa.
Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí
A partir de la segunda de Pascua la Iglesia nos ofrece textos evangélicos
de san Juan, que recogen discursos de Jesús o diálogos con discípulos o con las
autoridades religiosas. Son textos que, por una parte, ultiman el mensaje de
Jesús, según san Juan, y por otra van manifestando el ambiente adverso que en
torno a él crece por parte de las autoridades religiosas.
El texto de hoy no cita a fariseos u
a otros cualificados representantes de la religión, simplemente a “los judíos”.
Judíos que quieren saber si de verdad es el Mesías. Jesús argumenta con sus obras,
realizadas “en nombre del Padre”. Las obras ahí están. A la vista de todos. ¿No
manifiestan que el Padre está con Jesús, que es su enviado, que su palabra es
la suya, palabra del Padre? El refrán español lo dice: “no hay peor sordo que
el que no quiere oír”. Ni peor ciego, añadiríamos, que el que no quiere ver. Ya
pueden ser sabias palabras, u obras que cualifican a quien las realiza, y que
le hace atendible, creíble; nos les interesa aceptar a ese Jesús como Mesías. Y
no les interesa, porque rompe sus intereses individuales, la rutina de su
vivir, o exige demasiada generosidad. No es fiable.
“Vosotros no creéis porque no sois
ovejas mías”. ¿Qué es necesario para ser “ovejas de Jesús”? Estar abiertos a la
conversión, a los cambios necesarios, a lo que implica seguirle, como ovejas al
pastor que las cuida. En definitiva, es necesario acoger cordialmente a Jesús.
Confesar, como Pedro. “Tú solo tienes palabras de vida eterna”.
Jesús sigue en diálogo con nosotros. No podemos excluir que de vez en
cuando nos surja la duda, cuando la exigencia es fuerte, si merecerá la pena
reconocer a Jesús, a su Palabra, como lo que ha de conducir nuestra vida.
Veamos con ojos claros, no turbios a causa de nuestro egoísmo, qué obras son
las que nos exige. Veremos que son las obras que nos hacen ser humanos:
generosidad, sentido del servicio al otro, seguir la fuerza del amor, verse
como hijo del Padre…
JOSÉ ALIRIO LAGAREJO PALOMEQUE SACERDOTE
““La piedra que
desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha
hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea
nuestra alegría y nuestro gozo” (Sal 117)✍
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