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14 de mayo de 2020
El Evangelio de hoy en AUDIO
“Amor, obediencia y alegría”
(Jn 15, 9-11)
La
idea central del texto del evangelio de hoy es la unión permanente del
discípulo con Jesús mediante el amor, es decir, mediante el cumplimiento de sus
mandamientos; porque el amor se prueba en la obediencia de la fe. Este breve texto es una transmisión entre la
comparación de la vid y la declaración de amistad que después hará Jesús a los
que hasta entonces no eran más que sus discípulos.
El amor
mutuo del Padre y del Hijo se trasvasa de Cristo al discípulo y de éste a los
hermanos. Dice Jesús: “Como el Padre me ha amado, así los he amado yo;
permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor”. Jesús afirma ahora del amor lo que antes dijo
de la vida en su discurso del pan de vida: “Lo mismo que el Padre que vive me
ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí” (Jn 6,
57). Amor y vida son conceptos
intercambiables y realidades equivalentes en la literatura joánica.
Amor
y alegría. El amor y la obediencia
unidos crean alegría gozosa. Por eso
Cristo comunica su gozo a los suyos, como un anticipo de la dicha eterna de
amar y ser amados: “Les he
hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a
plenitud”. El amor genera gozo
cuando es totalmente libre, es decir, cuando está exento por completo de
egoísmo e interés propios. “El amor es
compresivo y servicial, no tiene envidia, no es egoísta, no se alegra de la injusticia,
sino que goza con la verdad, disculpa sin límites, espera sin límites, aguanta
sin límites” (I Cor 13, 4-ss).
Aparte
de las razones filosóficas y solemnes que apuntan a la radical limitación del
ser humano, hay motivos más próximos y menos confesados: el vacío interior, la
inmadurez personal, la incapacidad de entrega; en definitiva, la ausencia de
amor. El que no ama ni se siente amado
está arruinado como persona. Pero Dios
siempre nos ama y nos da con qué poder amar.
Pidamos al Señor una buena dosis de gozo pascual. ¡Lo necesitamos tanto! Un gozo con Jesús que no estará exento del
sacrificio y donación que expresa la eucaristía, pero que es un adelanto y
garantía de la dicha final.
Señor
Jesús, te pedimos que nos inunde de gozo en el Espíritu
para
que nuestra dicha llegue a plenitud en ti
y testimoniemos
ante los demás tu amor y tu alegría.
Amén
y amen.
“La piedra que
desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha
hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea
nuestra alegría y nuestro gozo” (Sal 117)✍
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