domingo, 20 de enero de 2019

Solemnidad de Nuestra Señora de La Altagracia

Proectora de la República Dominicana
Lunes. 21 de enero de 2019


1ªL: Isaías 7,10-15. La joven muchacha da a luz al Emmanuel
Yavé se dirigió otra vez a Ajaz, por medio de Isaías, para decirle: “Pide a Yavé, tu Dios, una señal, aunque sea en las profundidades del lugar oscuro, o en las alturas del cielo.”  Respondió Ajaz: “No la pediré, porque no quiero poner a prueba a Yavé.”
Entonces Isaías dijo:  “¡Oigan, herederas y herederos de David! ¿No les basta molestar a todos y todas, que también quieren cansar a Dios? El Señor, pues, les dará esta señal:  La muchacha está embarazada, y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel. El niño, luego, se alimenta de leche cuajada y miel hasta que sepa rechazar lo malo y elegir lo bueno”.
Palabra de Dios

Salmo: Lc 1,46-56: El Señor hizo en mí maravillas, Gloria al Señor.
 Celebra todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva, porque quiso mirar la condición humilde de su esclava, en adelante todos los hombres dirán que soy feliz.
En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas para mí, reconozcan que Santo es su Nombre que sus favores alcanzan a todos los que le temen y prosiguen en sus hijos. Su brazo llevó a cabo hechos heroicos, arruinó a los soberbios con sus maquinaciones.
Sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes; repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió vacíos a los ricos.
De la mano tomó a Israel, su servidor, demostrándole así su misericordia. Esta fue la promesa que ofreció a nuestros padres y que reservaba a Abrahán y a sus descendientes para siempre.

2ªL: Gálatas 4,1-7. Dios envió a su Hijo para liberarnos

Hermanas y hermanos: Escúchenme: en una casa, el hijo ya es dueño de todo, pero mientras es niño, en nada se diferencia del esclavo. Está sometido a quienes lo cuidan y se encargan de sus asuntos hasta la fecha fijada por su padre. Lo mismo nosotros pasamos por una etapa de niñez y estuvimos sometidos a las fuerzas y principios que rigen al mundo. Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, el cual nació de mujer y fue sometido a la Ley, con el fin de rescatar a los que estaban sometidos a la Ley, para que así llegáramos a ser hijos adoptivos de Dios. Ustedes ahora son hijos; por esta razón Dios mandó a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abba! o sea: ¡Papá!  Así, pues, ya no eres esclavo, sino hijo, y tuya es la herencia por gracia de Dios.
Palabra de Dios

3ª Ev: Lucas 1,26-38. Hágase en mí según tu Palabra
En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una joven muchacha que vivía en una ciudad de Galilea llamada Nazaret, y que era prometida de José, de la familia de David. Y el nombre de la Virgen era María.
     Entró el ángel a su presencia y le dijo: "Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo". Estas palabras la impresionaron muchísimo y se preguntaba qué querría decir ese saludo.
    Pero el ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Vas a quedar embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande, y con razón lo llamarán: Hijo del Altísimo. Dios le dará el trono de David, su antepasado. Gobernará por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás".
    María entonces dijo al ángel: “¿Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?”
    Contestó el ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios.
    Ahí tienes a tu parienta Isabel: en su vejez ha quedado esperando un hijo, y la que no podía tener familia se encuentra ya en el sexto mes del embarazo; porque para Dios nada es imposible.”
    Dijo: María: “Yo soy la esclava del Señor; hágase en mí lo que has dicho”.   Después de estas palabras el ángel se retiró.
Palabra del Señor

REFLEXIONANDO LA PALABRA
Si analizamos este llamado del ángel, vemos que la Virgen no se inmutó con la presencia del ángel, pero sí con su saludo y, más aún, el anuncio de un embarazo. Y es que María estaba siempre en oración al cuidado del templo, por lo que podemos deducir que estaba en comunicación con Dios, por lo que la presencia del ángel no la turbó.
 Con el sí de María daba inicio al plan se salvación y la culminación de la promesa de Dios de enviarnos al Salvador. Es por eso que podemos decir que hoy es un día de alegría y júbilo. Y es por eso que vemos las innumerables misericordias que Dios nuestro Señor concede a quienes se encomiendan a su Santa Madre, nuestra Señora de la Altagracia, Protectora y Reina de los Dominicanos, que nos recuerda con su nombre que por Ella recibimos la mayor gracia: a nuestro Señor Jesucristo. Ella misma alaba a Dios cuando dice “misericordia llega a sus fieles de generación tras generación”.
Nos unimos al gozo de nuestra madre, cuando recibió el anuncio del Ángel Gabriel de concebir en su seno al Emmanuel y agradecemos su “Sí”, le pedimos su intercesión por nuestro país, por nuestras familias, por nuestros jóvenes, por los enfermos, por los matrimonios, por los que se sienten solos y sin esperanza, por los que aún no conocen a su hijo amado Jesús, por cada petición que con fe le hacemos en este momento.
Le pedimos que continúe intercediendo por cada uno de nosotros y que siempre le pida a su Hijo el mejor de los vinos y nos proteja bajo su manto. Señor, no necesitamos más signos que el de tu hijo amado, el Emmanuel, ese Dios que camina con nosotros. Queremos unir nuestras alabanzas a la de nuestra Madre María para proclamar tus grandezas y tus maravillas y queremos venir a tu presencia para darte gracias por todas tus bendiciones. Hoy, una vez más, nos enseñas que cuando somos humildes y sencillos tú nos enalteces y derramas tus bendiciones sobre todos. En Plan de Pastoral - Enero 2019 77 este día, te pedimos Señor que El Espíritu Santo venga sobre nosotros y la fuerza del Altísimo nos cubra para decir como María “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10).✍

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