miércoles, 17 de julio de 2019

Jueves, XV Semana. Tiempo Ordinario

Color: VERDE

18 de julio de 2019

Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (3,13-20):

En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde la zarza ardiendo, le replicó: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?»
Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "Yo-soy me envía a vosotros."»
Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación." Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: "El Señor, Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: 'Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios. He decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel'." Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: "El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios." Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; pero yo extenderé la mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejará marchar.»

Palabra de Dios
Te alabamos Señor

Salmo
Sal 104,1.5.8-9.24-25.26-27

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R/.

Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.
A éstos les cambió el corazón para que odiasen a su pueblo, y usaran malas artes con sus siervos. R/.

Pero envió a Moisés, su siervo, y a Aarón, su escogido, que hicieron contra ellos sus signos, prodigios en la tierra de Cam. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIONANDO LA PALABRA

Este versículo nos dice que Cristo nos invita a dejar nuestros problemas a sus pies y descansar en Él.

En el mundo de hoy, muchos de nosotros nos enfrentamos a muchas presiones en el día a día. A menudo se espera que nosotros encontremos un equilibrio satisfactorio en el uso de tiempo para el ministerio, familia, amigos, trabajo y nosotros mismos. Y es fácil llegar a estar frustrados y agotados. ¿Cómo podemos aprender a experimentar el descanso al cual Cristo tiernamente nos invita?

La intención de Dios para nosotros es que podamos experimentar el descanso para el cuerpo, alma y espíritu. Esto sólo puede ocurrir a partir de confiar completamente y verdaderamente rindiéndole a Él todas nuestras cargas. Debemos decidir poner nuestras cargas a Sus pies y abandonarlos allí.

El salmista estaba convencido de la capacidad de Dios para satisfacer la necesidad de su alma cuando dijo: “Mi alma encuentra descanso en Dios, mi salvación viene de él. Sólo él es mi roca y mi salvación, él es mi fortaleza, que nunca serán conmovidas” – Salmos 62:1-2.

Él continúa animado por su propia alma: “Buscar el descanso, oh alma mía, en Dios, mi esperanza viene de él. Sólo él es mi roca y mi salvación, él es mi fortaleza, no serán conmovidas” – Salmos 62:5-6.

Con el fin de entender completamente el concepto de descanso, tenemos que estudiar también Mateo 11:29-30, que dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”.

Jesús nos invita a tomar Su yugo sobre nuestros hombros. Se utiliza un ejemplo de la agricultura, tan familiar a sus discípulos, para ilustrar su enseñanza. Los yugos de bueyes eran de madera, el buey es llevado, y las medidas son tomadas. El yugo era entonces terminado, y el buey era traído de vuelta para ser probado. El yugo era  cuidadosamente ajustado, para que encajara bien.

El yugo es un marco de madera utilizado para unir un par de bueyes por cuello para que pudieran tirar de un arado o una carga. Se trataba de un dispositivo de compensación. A veces un buey joven necesita que se les enseñe a trabajar y así fue emparejado con un animal de más experiencia. Esto ilustra a la perfección nuestra relación con Cristo. Mientras caminamos a su lado, compartiendo el yugo y la carga, la carga no desaparece sino que se hace más ligera.

En comunión con Jesús, nos enteramos de que su yugo no es duro y opresivo, pero razonable. La dulce compañía de Jesús es la que nos trae la paz y la comodidad y Él nos permite seguir adelante. Es por eso que el apóstol Pablo podría decir: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó la buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” – Filipenses 1:6

¿Cómo podemos aprender a experimentar la presencia de Cristo en una manera que traiga paz y consuelo? ¿Cómo podemos realmente compartir nuestras cargas con Él? Nuestra parte es mantener una relación de momento a momento de comunión con Él. Esto requerirá un esfuerzo decidido y consciente de nuestra parte al buscar “trabajar por nuestra salvación con temor y temblor” – 2:12 Filipenses. Después de aceptar a Jesús en nuestros corazones y vidas, nos invita a venir a Él y descansar (Mateo 11:28), el siguiente paso es aceptar su yugo de la obediencia y dejar que Él nos ayude (vs 29). A medida que aprendemos de Jesús, se nos enseña a permanecer en Él.

Fraternalmente tu hermano en la fe José Alirio Lagarejo Palomeque

"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10).✍

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