14 de septiembre de 2019
PRIMERA LECTURA
Núm 21,4b-9.
Cuando una serpiente mordía a alguien, éste miraba a
la serpiente de bronce y salvaba la vida.
Lectura del libro de los Números.
EN aquellos días, el pueblo se cansó de caminar y
habló contra Dios y contra Moisés:
«¿Por qué nos
has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y
nos da náuseas ese pan sin sustancia».
El Señor envió contra el pueblo serpientes
abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
«Hemos pecado
hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros
las serpientes».
Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le
respondió:
«Haz una
serpiente abrasadora y colócala en un estandarte:
los mordidos
de serpientes quedarán sanos al mirarla».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un
estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente
de bronce y salvaba la vida.
Palabra de Dios.
PRIMERA LECTURA (opción 2)
Flp 2, 6-11
En domingo:
SEGUNDA LECTURA
Se humilló a sí mismo; por eso Dios lo exaltó sobre
todo.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Filipenses.
CRISTO Jesús, siendo de condición divina,
no retuvo
ávidamente el ser igual a Dios;
al
contrario, se despojó de sí mismo
tomando la
condición de esclavo,
hecho
semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia,
se humilló
a sí mismo,
hecho
obediente hasta la muerte,
y una
muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo
y le
concedió el Nombre-sobre-todo-nombre;
de modo que
al nombre de Jesús
toda
rodilla se doble
en el
cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda
lengua proclame:
Jesucristo
es Señor,
para gloria
de Dios Padre.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 77.
No olvidéis las acciones del Señor.
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza;
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.
Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios altísimo su redentor. R/.
Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.
Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya, aleluya.
Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos:
porque con tu cruz has redimido el mundo.
Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
Lc 3, 13-17.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas.
EN aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo,
el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto,
así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él
tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su
Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida
eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya
está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios».
Palabra del Señor.
REFLEXIONANDO LA PALABRA
La Iglesia en este día
celebra la veneración a las reliquias de la cruz de Cristo en Jerusalén, tras
ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito. Según
manifiesta la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso
cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto
puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo
y quedó paralizado. El patriarca Zacarías que iba a su lado le indicó que todo
aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de
Cristo cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén. Entonces el
emperador se despojó de su atuendo imperial, y con simples vestiduras, avanzó
sin dificultad seguido por todo el pueblo hasta dejar la cruz en el sitio donde
antes era venerada. Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre
de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el
patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las
reliquias con mucho fervor, incluso, su produjeron muchos milagros.
"Yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia" (Jn 10,10)
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