Color: BLANCO
13 de abril
de 2020
Primera lectura
Lectura del libro
de los Hechos de los apóstoles 2, 14. 22-33
El día de
Pentecostés, Pedro, poniéndose en pie junto con los Once, levantó su voz y con
toda solemnidad declaró:
«Judíos y vecinos
todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras.
Israelitas, escuchad estas palabras: a Jesús el Nazareno, varón acreditado por
Dios ante vosotros con milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio
de él, como vosotros sabéis, a este, entregado conforme el plan que Dios tenía
establecido y provisto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de
hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte,
por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David
dice, refiriéndose a el:
“Veía siempre al
Señor delante de mí,
pues está a mi
derecha para que no vacile.
Por eso se me
alegró el corazón,
exultó mi lengua,
y hasta mi carne
descansará esperanzada.
Porque no me
abandonarás en el lugar de los muertos,
ni dejarás que tu
Santo experimente corrupción.
Me has enseñado
senderos de vida,
me saciarás de gozo
con tu rostro”.
Hermanos,
permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y
su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y
sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un
descendiente suyo, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo
que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no
experimentará corrupción”.
A este Jesús lo
resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la
diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo
he derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo».
PALABRA DE DIOS
TE ALABAMOS SEÑOR
Salmo
Sal 15, 1b-2a y 5.
7-8. 9-10. 11
R/. Protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti
Protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor:
«Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote
de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en
tu mano. R/.
Bendeciré al Señor
que me aconseja,
hasta de noche me
instruye internamente.
Tengo siempre
presente al Señor,
con él a mi derecha
no vacilaré. R/.
Por eso se me
alegra el corazón,
se gozan mis
entrañas,
y mi carne descansa
esperanzada.
Porque no me
abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu
fiel ver la corrupción. R/.
Me enseñarás el
sendero de la vida,
me saciarás de gozo
en tu presencia,
de alegría perpetua
a tu derecha. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Mateo 28, 8-15
En aquel tiempo,
las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de
alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús
salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron,
le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a
comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las
mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron
a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos,
llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus
discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si
esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de
apuros».
Ellos tomaron el
dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido
difundiendo entre los judíos hasta hoy.
PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI SEÑOR
JESÚS
El Señor me escuchó y tuvo compasión de
mí. El Señor se ha hecho mi auxilio (Sal
29,11) ✍
Hechos que son Noticias
Mons. Francisco Ozoria comparte reflexiones en torno a
al momento de crisis que vive nuestro
país y en el mundo a causa del Coronavirus
No hay comentarios.:
Publicar un comentario