2 de mayo de 2019
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27-33):
En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.
Palabra de Dios
Te Alabamos Señor
Salmo
Sal 33,2.9.17-18.19-20
R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):
EL que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIONANDO LA PALABRA
Continuamos presenciando las escenas de valentía de aquellos, discípulos y discípulas, que llenos de Espíritu Santo responsabilizan a las autoridades religiosas del asesinato de Jesús. A riesgo de sus vidas se saben conscientemente testigos del crucificado-resucitado.
Hemos de reconocer con agradecimiento que, en la Iglesia, siempre ha habido cristianos valientes capaces de denunciar la corrupción, la explotación y los abusos de poder. Pero, tristemente, en otras ocasiones la Iglesia se ha llamado al silencio y, mucho peor, a la complicidad frente a tantas injusticias sociales.
Las comunidades cristianas, llamadas a ser presencia viva de Dios, debemos recordar que «Jesús recuerda cuánta gente es perseguida y ha sido perseguida sencillamente por haber luchado por la justicia, por haber vivido sus compromisos con Dios y con los demás. Si no queremos sumergirnos en una oscura mediocridad no pretendamos una vida cómoda, porque «quien quiera salvar su vida la perderá» (Mt 16,25)» (GE 90).
No es casual que el Papa Francisco nos urja a ser una «Iglesia en salida misionera» y en «las periferias», menos acomodada y más accidentada. Dejar los intereses particulares (apostando por el bien común) y la indiferencia (por la solidaridad testimoniada con obras) ha de ser una constante en comunidades impulsadas por el Espíritu del resucitado.
El evangelista Juan exhorta a las comunidades cristianas, expuestas a todo tipo de amenazas, a que no pierdan el ánimo y sigan siempre el camino de la verdad y de la vida que les marcó Jesús. Invitados estamos a fomentar una auténtica espiritualidad que nos haga más consistentes de nuestro compromiso a favor y en defensa de la vida. ¿Qué haces para alimentar tu vida espiritual y tu compromiso profético?
Tu hermano en la Fe José Alirio Lagarejo Palomeque
"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10).✍
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