jueves, 30 de mayo de 2019

Visitación de la Santísima Virgen María

Color: BLANCO
31 de mayo de 2019

PRIMERA LECTURA
So 3,14-18.

El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti.

Lectura de la profecía de Sofonías.

ALÉGRATE hija de Sión, grita de gozo, Israel,
regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén.
El Señor ha revocado tu sentencia,
ha expulsado a tu enemigo.
El rey de Israel, el Señor,
está en medio de ti,
no temas mal alguno.
Aquel día se dirá a Jerusalén:
«¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas!».
El Señor, tu Dios, está en medio de ti,
valiente y salvador;
se alegra y se goza contigo,
te renueva con su amor;
exulta y se alegra contigo
como en día de fiesta.
Acabé con tu mal,
con el peso de tu oprobio.

Palabra de Dios.


PRIMERA LECTURA (segunda opción)
Rom 12, 9-16b
Compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

HERMANOS:
Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno.
Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a si mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis.
Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran.
Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniendoos al nivel de la gente humilde.

Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Is 12, 2-6.

Es grande en medio de ti el Santo de Israel.

«El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.   R/.
               
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso».   R/.
             
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
porque es grande medio de ti el Santo de Israel.   R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

Aleluya, aleluya, aleluya.
Bienaventurada tú, que has creído, Virgen María,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Aleluya, aleluya, aleluya.



EVANGELIO
Lc 1, 39-56.

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


Lectura del santo Evangelio según san Lucas.


EN aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
“su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
“derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia”
-como lo había prometido a “nuestros padres”-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Palabra del Señor.


REFLEXIONANDO LA PALABRA

Al terminar el mes de mayo celebramos  a santa María, la Madre de Dios, que visita a su prima Isabel. Lleva en su seno a Cristo, el Señor. Recorre los caminos de  Palestina para compartir la alegría del regalo de la maternidad con su prima, que a pesar de su vejez, espera también un hijo.

En esta fiesta de la Virgen María son muchísimas las alusiones directas de la Palabra de Dios a la alegría, al júbilo, al regocijo, al gozo, a saltar, a danzar, a ser dichosos…

La Palabra de hoy inflama el corazón de agradecimiento, impulsándonos no sólo a contar la experiencia de Dios en nuestra vida, sino también a cantar las maravillas que Dios Padre realiza en sus hijos.

En María podemos contemplar la plenitud de esta alegría, de esta jubilosa alabanza que le hace ponerse en pie, ponerse en camino y atravesar aprisa regiones montañosas y, de este modo, hacer posible y actual la continua visita de Dios a su pueblo, un Dios que disfruta estando con sus hijos.

-¿Cómo es que la Madre de mi Señor viene a mí?, dice sorprendida Isabel. María en medio de aquellas regiones montañosas viene a traer la alegría, porque lleva en su seno a Aquel que es la verdadera alegría, Jesús.

Su canto “Proclama mi alma la grandeza del Señor” es ante todo un estallido de alegría. Y ¿de dónde nace su alegría? De la experiencia de sentirse mirada por Dios. Hoy no es fácil entender lo que significa “ser mirado por Dios”.

María da una importancia enorme a este acontecimiento, por eso dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada, porque no hay nada más grande que pueda acontecer en la vida de una persona que ser mirada por Dios, es decir, elegida por Él.

Todo ello nos conduce a abrir esos “ojos del corazón,” que saben mirar más allá de las apariencias y permiten captar lo que permanece invisible a la percepción de la mente y sólo puede alcanzarse con el amor. Donde reina el amor allí hay ojos que saben ver en profundidad. Sólo conoce de verdad el que ama. En efecto, la capacidad de amar es como una lente de aumento o un microscopio, que te hace ver lo que los ojos normales no ven.

Ojalá nuestra vida sea también un canto nuevo y bello por las maravillas que dejamos hacer a Dios en  nuestra pequeñez.

Fraternalmente tu hermano en la Fe Jose Alirio Lagarejo Palomeque

"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10).✍

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