Color: AZUL/BLANCO
12 de octubre de 2019
FELICES LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DE DIOS Y LA PRACTICAN
Lectura de la profecía de Joel 4, 12-21
ASÍ HABLA EL SEÑOR:
¡Que despierten y suban las naciones al valle de Josafat!
Porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Pongan
mano a la hoz: la mies está madura; vengan a pisar: el lagar está lleno; las
cubas desbordan: ¡tan grande es su maldad!
¡Multitudes innumerables en el valle de la Decisión! Porque
se acerca el Día del Señor en el valle de la Decisión. El sol y la luna se
oscurecen, las estrellas pierden su brillo. El Señor ruge desde Sión y desde
Jerusalén hace oír su voz: ¡tiemblan el cielo y la tierra! ¡Pero el Señor será
un refugio para su pueblo, un resguardo para los israelitas!
Así ustedes sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que habito
en Sión, mi santa Montaña. Jerusalén será un lugar santo, y los extranjeros no
pasarán más por ella.
Aquel día, las montañas destilarán vino nuevo y manará leche
de las colinas; por todos los torrentes de Judá correrán las aguas, y brotará
un manantial de la Casa del Señor, que regará el valle de las Acacias. Egipto
se convertirá en una desolación y Edóm en un desierto desolado, a causa de la
violencia cometida contra los hijos de Judá, cuya sangre inocente derramaron en
su país. Pero Judá será habitada para siempre y Jerusalén por todas las
generaciones. Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y el Señor tendrá su
morada en Sión.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor
SALMO Sal 96, 1-2.
5-6. 11-12 (R.: 12a)
R. Alégrense,
justos, en el Señor.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo
rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los
cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Nace la luz para el justo, y la alegría para los rectos de
corazón.
Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre. R.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28
Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en
medio de la multitud y le dijo: « ¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que
te amamantaron!»
Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la
Palabra de Dios y la practican.»
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIIONANDO LA PALABRA
Para los profetas, la vuelta del cautiverio de Babilonia representa
el comienzo de la era mesiánica; y el triunfo de Israel supone la condena de
sus enemigos. La respuesta divina a la oración y penitencia del pueblo había
sido la promesa de bendiciones materiales. Ahora se añaden los dones
espirituales: la efusión del Espíritu, el anuncio de los signos precursores del
«día de Yahvé» y de la salvación de Sión.
A diferencia de los tiempos antiguos, en los que la palabra
de Yahvé era rara, en el tiempo mesiánico será abundante, habrá una íntima
comunicación entre Dios y el pueblo elegido. Israel no dependerá de un caudillo
ni de un profeta ocasional. Todos los israelitas serán profetas: sabrán
descubrir el verdadero sentido religioso de la vida y de los acontecimientos.
Los sueños y las visiones son tomados como los medios ordinarios de
comunicación con Dios.
Junto con la efusión del Espíritu aparece el juicio
vindicativo de Dios contra las naciones paganas. El«Día de Yahvé» es descrito
con imágenes apocalípticas que no pueden tomarse en sentido literal.
Se describe esta intervención de Dios como una convulsión
del cosmos. El sol, la luna y los demás astros eran tenidos por dioses en el
mundo gentil. La destrucción de estas divinidades simboliza la manifestación de
Dios. Las imágenes de la siega y de la vendimia le sirven para expresar el
juicio sobre el bien y el mal que tendrá lugar aquel día.
Joel se imagina una gran asamblea de todas las naciones,
como una alusión al juicio de las naciones paganas, que se llevará a cabo en el
“Valle de Josafat”, que significa «Yahvé juzgará»; nombre simbólico que no
corresponde a ningún lugar geográfico.
Para los que se han esforzado por seguir a Dios, este
anuncio es un presagio de esperanza porque el Señor protege a su pueblo,
auxilia a los hijos de Israel”, porque en aquel día “el Señor habitará en
Sión”. Así el Pueblo de Dios sabrá cuánto lo ama el Señor que hizo Alianza con
sus antiguos Padres, y que es fiel a la misma con los hijos de los patriarcas.
Bienaventurados eran aquellos que habían alcanzado el favor
de Dios y lo gozaban en el presente. En el evangelio de hoy encontramos por
tercera vez una “bienaventuranza” aplicada a María: La primera la hace su prima
Isabel al recibirla, la segunda la proclama la misma María en el magnificat.
Ahora, es una mujer del pueblo que interrumpe la enseñanza de Jesús y proclama
a María como una mujer bienaventurada: ¡Dichoso el seno que te llevó y los
pechos que te criaron!
Jesús no rechaza la alabanza de la mujer, la eleva. No es la
carne ni la sangre lo que marca el vínculo con Él. La comunión con Jesús viene
del “sí” dado a la Palabra de Dios. Los que escuchan y practican la Palabra de
Dios participan de la bienaventuranza de María que supo responder a la
invitación divina. María es la esclava del Señor porque se hace discípula de la
Palabra.
María ha engendrado a Jesús a la vida; en el discipulado el
maestro engendra a la vida del Reino por la fuerza de la Palabra, al discípulo.
Lo que sucede entre María y Jesús en el campo natural, se realiza de modo
espiritual dentro de las condiciones posibles, entre el maestro y el discípulo.
María es la discípula que cubierta “con la sombra del
Altísimo” ha escuchado y guardado la Palabra en su corazón. Jesús usa la
exaltación de esta mujer del pueblo, para mostrar por donde pasa el camino de
la verdadera Bienaventuranza, en la cual María, tiene el primer lugar.
Jesús rompe con la tradición, y no es la pertenencia a
Israel lo que da la garantía de acceder al Reino de Dios. Para el proyecto de
la nueva humanidad, Jesús forma una comunidad en la que ni la sangre ni la
carne son la clave de pertenencia. Quien hace fructificar su vida con actitudes
palpables y con acciones reales lo que ha escuchado de Jesús, ése es discípulo;
el verdaderamente dichoso.
Los cristianos, corremos el riesgo de creernos que somos
bienaventurados por recibir los sacramentos o por asistir a misa. Eso para
Jesús y para la vida del reino no cuenta, si nuestra vida no está de acuerdo
con su propuesta, y si no demostramos que hemos asumido su proyecto.
La única realidad que garantiza nuestra pertenencia al Reino
son las actitudes coherentes con la novedad del Evangelio. El Reino no se mide
por actos de piedad ni por actos de caridad. El Reino se mide por la justicia,
la verdad y el amor con que vivimos y la forma responsable de como asumimos
nuestra existencia. Así, podremos ser dichosos como fue María, no sólo por ser
la que engendró y amamantó a Jesús, sino por escuchar atentamente la Palabra,
rumiarla en su corazón y vivirla.
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
"Yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia" (Jn 10,10)✍
Bendiciones rendidas
para ti y los tuyos. En esta ocasión te
hago entrega del Programa Reflexionado la Palabra.
El video está
disponible en: https://youtu.be/PGVUxKi1WAE. Es
bueno que entres haciendo tíquiti en este enlace para ir directamente a You
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