Color: VERDE/BLANCO
11 de octubre de 2019
El Reino de Dios ha llegado a ustedes
Lectura de la profecía de Joel 1, 13-15; 2, 1-2
¡Vístanse de duelo y laméntense, sacerdotes! ¡Giman,
servidores del altar! ¡Vengan, pasen la noche vestidos de penitencia, ministros
de mi Dios! Porque se ha privado a la Casa de su Dios de ofrenda y libación.
Prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne,
congreguen a los ancianos y a todos los habitantes del país, en la Casa del
Señor, su Dios, y clamen al Señor.
¡Ah, qué Día! Porque está cerca el Día del Señor, y viene
del Devastador como una devastación.
¡Toquen la trompeta en Sión, hagan sonar la alarma en mi
Montaña santa! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el Día del
Señor, porque está cerca! ¡Día de tinieblas y oscuridad, día nublado y de
sombríos nubarrones! Como la aurora que se extiende sobre las montañas, avanza
un pueblo numeroso y fuerte como no lo hubo jamás, ni lo habrá después de él,
hasta en las generaciones más lejanas.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor
SALMO Sal 9, 2-3. 6
y 16. 8-9 (R.: 9a)
R. El Señor
gobierna al mundo con justicia.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón y proclamaré todas
tus maravillas.
Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar himnos a tu
Nombre, Altísimo. R.
Escarmentaste a las naciones, destruiste a los impíos y
borraste sus nombres para siempre. Los pueblos se han hundido en la fosa que
abrieron, su pie quedó atrapado en la red que ocultaron. R.
Pero el Señor reina eternamente y establece su trono para el
juicio: él gobierna al mundo con justicia y juzga con rectitud a las naciones.
R.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 15-26
Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la
muchedumbre decían: «Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el
Príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo
que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Un reino
donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si
Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como
ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo
expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan
los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir
que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su
palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que
él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge
conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por
lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: “Volveré a mi
casa, de donde salí.” Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces
va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y
al final, ese hombre se encuentra peor que al principio.»
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIIONANDO LA PALABRA
Hoy y mañana escuchamos al profeta Joel, que habló hacia el
año 400 antes de Cristo. Sobre los campos israelitas se ha cernido una nube de
langostas que ha dejado al pueblo sin alimentos y en un grave peligro, pues no
hay grano para alimentarse, y los mismos animales, al faltarles el sustento,
acabarán muriendo y poniendo en grave riesgo al pueblo.
Este hecho le permite comprender a Joel una realidad más
profunda: ve en ella el anuncio del «día de Yahvé».
Será el día de la victoria de Yahvé, que «visitará» a los
hombres no como salvador, sino como destructor.
Yahvé había «visitado» a su pueblo castigándolo duramente;
en cambio, los gentiles -más pecadores aún que Israel- habían quedado
triunfantes. Esto no les parece justo y se llega al convencimiento de que Dios
les tiene reservado otro «día», que será a la vez de castigo para las naciones
y de victoria para Israel.
El día de Yahvé continúa siendo un día de aspecto terrorífico,
pero ahora las catástrofes sólo hacen referencia a los gentiles.
Joel interpreta este hecho como juicio de Dios contra la
pereza y la dejadez del pueblo en la gran tarea de la reconstrucción moral,
después de la vuelta del destierro. Han descuidado la vida de fe: “falta en el
templo del Señor ofrenda y libación”.
El profeta quiere que se proclame la penitencia y el ayuno y
que todos clamen a Dios pidiendo su ayuda, no vaya a ser el día del juicio peor
todavía que la calamidad recién sufrida.
Por eso se convoca a todo el pueblo para que haga oración,
para hacer penitencia. Dios, rico en misericordia, librará a los suyos de este
ejército que se ha cernido sobre ellos; y, entonces, también el culto estará
asegurado. Dios, todo amor con quien lo ama y con quien invoca su Nombre.
En la enseñanza del “Padre Nuestro”, Jesús invita a los
discípulos que pidan la venida del reino. El “Reino” viene en la persona de
Jesús, y todo lo que hace es signo de que el Reino de Dios está presente en
medio de los seres humanos. La vida en el Reino de Dios supone victoria sobre
las fuerzas del mal.
El recorrido misionero de Jesús ha implicado muchas cosas,
conversiones, descubrimiento del sentido de la vida, pero también resistencias
y obstinaciones. Jesús en este pasaje se enfrenta a un grupo que se resiste a
ver en sus obras, las obras de Dios. Este ataque saca a relucir el por qué de
su confrontación con Satanás.
Esta oposición contra Jesús llega a extremos curiosos: dicen
que echa los demonios por arte de “Belzebul, el príncipe de los demonios”. Él
les responde que dicha afirmación no es coherente, dado que es absurdo luchar
contra el demonio, precisamente en nombre del demonio, además si fuera como
ellos afirman, deberían decir lo mismo de los exorcismos que ellos mismos
acostumbraban realizar.
Jesús aclara que sus exorcismos son precisamente una señal
del cielo porque se trata del “dedo de Dios”, el poder de Dios, realizando esta
obra. Toda la vida de Jesús revela que Él actúa con el poder de Dios para hacer
que el bien reine en la humanidad. Mientras Él expulsa los demonios como una
manifestación auténtica del obrar de Dios, ellos no hacen más que realizar
actos mágicos que, a la hora de la verdad, no tienen eficacia a fondo sobre el
mal. Toda la vida de Jesús revela que las victorias sobre los “demonios” que se
realizan a lo largo de su ministerio, son un anticipo de la victoria final
sobre Satanás que se realizará en la Cruz.
Tanto el ministerio de Jesús como nuestra vida de
cristianos, se presenta como un campo de batalla en el que tenemos que tomar
posición. En su Pascua Jesús se ha revelado como “el más fuerte” que ha vencido
al poder del mal y ahora nos invita a que nos unamos a Él en esa lucha. No
podemos ser meros espectadores en la gran batalla. El mal sigue existiendo y
nos obliga a no permanecer neutrales, sino a posicionarnos estando siempre
vigilantes. Vigilancia que no es estar a la defensiva, sino construyendo
cotidianamente el bien, para no dar espacio ni lugar al mal. No basta con no
hacer el mal o tratar de evitarlo. El mal se vence a fuerza de bien.
La lucha contra el mal es cotidiana porque somos frágiles e
inestables y podemos volver a caer. Los poderes del mal aspiran siempre a
volver a ocupar su antiguo lugar. No hay que dormirse teniendo una falsa
seguridad en nuestra vida, creyendo que ya estamos salvados y hemos superado lo
que nos ataba. La excesiva confianza en nosotros mismos, nos hace muchas veces
imprudentes y descuidados.
No hay que darle chance al demonio con un retroceso. Para
impedirlo, hay mantenerse en el campo de Jesús, construyendo la fidelidad en el
aprendizaje del Evangelio, llenándonos de Dios para poder hacer el bien y por
el bien hecho, quedar llenos de Dios. Esto es estar y recoger con Jesús.
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
"Yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia" (Jn 10,10)✍
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