22 de
diciembre de 2019
Primera
lectura
Lectura del
libro de Isaías 7, 10-14
En aquellos
días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:
«Pide un
signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió
Ajaz:
«No lo pido,
no quiero tentar al Señor».
Entonces
dijo Isaías:
«Escucha,
casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi
Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está
encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».
PALABRA DE
DIOS
TE ALABAMOS
SEÑOR
Salmo
Sal 23,
1b-2. 3-4ab. 5-6
R/. Va a
entrar el Señor, él es el Rey de la gloria
Del Señor es
la tierra y cuanto la llena,
el orbe y
todos sus habitantes:
él la fundó
sobre los mares,
él la
afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede
subir al monte del Señor?
¿Quién puede
estar en el recinto sacro?
El hombre de
manos inocentes y puro corazón,
que no
confía en los ídolos. R/.
Ese recibirá
la bendición del Señor,
le hará
justicia el Dios de salvación.
Este es la
generación que busca al Señor,
que busca tu
rostro, Dios de Jacob. R/.
Segunda
lectura
Lectura de
la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7
Pablo,
siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para el Evangelio de
Dios,
que fue
prometido por sus profetas en las Escrituras Santas y se refiere a su Hijo,
nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder
según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos:
Jesucristo nuestro Señor.
Por él hemos
recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre
todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os encontráis también
vosotros, llamados Jesucristo.
A todos los
que están en Roma, amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
PALABRA DE
DIOS
TE ALABAMOS
SEÑOR
Lectura del
santo evangelio según san Mateo 1, 18-24
La
generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su
madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella
esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su
esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel
del Señor que le dijo:
«José, hijo
de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella
viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto
sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del
profeta:
«Mirad: la
virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que
significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José
se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su
mujer.
PALABRA DEL
SEÑOR
GLORIA A TI
SEÑOR JESÚS
REFLEXIONANDO
LA PALABRA
Estamos a
las puertas de la celebración de la Navidad. Las lecturas y la oración nos
quieren presentar ya en cierto sentido este gran acontecimiento.
En la
segunda lectura tomada de la Carta de San Pablo a los Romanos nos resume este
misterio de la navidad con estas palabras: “Pablo, siervo de Cristo Jesús
llamado a ser apóstol escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este
Evangelio prometido ya por sus profetas en las Escrituras Santas, se refiere a
su Hijo, nacido según lo humano, de la estirpe de David, constituido, según el
Espíritu Santo, Hijo de David, con pleno poder por su resurrección de la
muerte: Jesucristo nuestro Señor. Por él hemos recibido ese don y esta misión:
hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre
ellos están también ustedes llamados por Cristo Jesús”.
Tanto el
Evangelio que hoy leemos como este fragmento de la Carta a los Romanos nos
hablan que este hecho siendo natural va
más allá de los hechos naturales. Para los judíos es descendiente de David por
línea paterna pero tanto San Pablo como el Evangelio nos dicen expresamente que
hay intervención extraordinaria del Espíritu Santo, en San Pablo, y en el
Evangelio nace sin concurso de varón por obra también del Espíritu Santo.
El
nacimiento de Jesús es un hecho milagroso. Nace sin concurso de varón y `por
obra del Espíritu Santo.
Al mencionar
al Espíritu Santo o Espíritu de Dios el Evangelista Mateo como cualquier otro
escritor judaico de su tiempo se está refiriendo al poder creador de Dios. San
Pablo no habla de la virginidad de María pero tampoco la niega. Este hecho es
claro y responde a la afirmación clara de la intervención milagrosa en el
nacimiento de Jesús.
Asentado el
hecho de la concepción milagrosa de Jesús, el Evangelista Mateo pasa a
presentar las consecuencias concretas y prácticas que esto implica para la
figura de San José. Normalmente o en muchos comentarios se suele presentar el
hecho, en la mente de San José, como una traición de María. Como si ella fuera
una pecadora ya que al estar ya desposada, para el mundo judío pertenecía de
lleno y totalmente a su esposo.
¿Por qué no
planteamos de otra manera este hecho en la mente de San José? José es un hombre
justo, y no tenemos ningún motivo sacado del texto de Mateo, para que María no
explicara el hecho de la anunciación a S. José. Por lo menos esta postura es
más razonable que la otra, que yo he oído relatar muchas veces.
Si tenemos
presentes la Ley y los usos judíos, el estado de María creaba un problema
únicamente a San José. ¿Cuál es el motivo? Nos parece del todo normal que él
estuviese al corriente de lo que había acaecido a María, o por lo menos no
tenemos razón ninguna para ponerlo en duda. Y entonces de ¿donde nace la duda o
perplejidad de José?
La duda ante
el hecho milagroso no nace sobre la culpa o la inocencia de Maria., sino sobre
el papel que él personalmente tiene que asumir ante este hecho milagroso, y
aquí podemos poner el anuncio del Ángel en sueños que le revela su misión. El
deberá imponer el nombre al niño, esto es, deberá ser ante la ley el padre de
la criatura. El nombre lo imponía el padre y una vez conocido el papel que
tenía que hacer en este matrimonio y con respecto al hijo se sintió libre de la
duda de cuál era su misión en ese matrimonio.
El anuncio
del Ángel a San José es un resumen completo del Antiguo Testamento. Jesús
salvará a su pueblo de sus pecados. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento la expresión “perdón de los pecados” no significa una falta o pecado
concreto sino la realización y cumplimiento de toda acción salvífica de Dios.
Esto quiere decir que con el nacimiento de Jesús se ha realizado la separación
que existía entre el hombre y Dios. De hecho Jesús es el Dios con nosotros para
nuestra salvación. Decir Jesús y decir Salvador es lo mismo. El nacimiento de
Jesús, su vida y su ministerio fueron y siguen siendo Dios con nosotros, como
lo había anunciado el profeta Isaías.
José Alirio
Lagarejo Palomeque
Sacerdote
A todos los
que están en Roma (o en Pedro García, la tierra que mana leche y miel), amados
de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo✍
Reflexionando la Palabra: IV Domingo. Tiempo ADVIENTO – Ciclo A
Hechos que
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