miércoles, 4 de diciembre de 2019

Jueves, I Semana de Adviento


Color: MORADO

Jueves, 5 de diciembre de 2019

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (26,1-6):

Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes.
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua.
Doblegó a los habitantes de la altura,
a la ciudad elevada;
la abatirá, la abatirá
hasta el suelo, hasta tocar el polvo.
La pisarán los pies, los pies del oprimido,
los pasos de los pobres».

Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Salmo
Sal 117,1.8-9.19-21.25-27a

R/. Bendito el que viene en nombre del Señor

R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.

O bien:

R/. Aleluya

V/. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

V/. Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mí salvación. R/.

V/. Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21.24-27):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL JUEVES , 5 DE DICIEMBRE DE 2019

En Palestina y en todo el cercano oriente las rocas, que en realidad son alturas rocosas, tienen un gran valor: sirven como defensa, refugio del sol o de la lluvia, lugar de vigilancia para detectar los posibles enemigos. Una ciudad nunca se construye en un valle, pues caería fácilmente en manos de los enemigos.

Tener una ciudad fuerte, asentada sobre roca, inexpugnable para el enemigo, era una de las condiciones más importantes para sentirse seguros. Sus murallas, torres, y sus puertas bien custodiadas, eran garantía de paz y de victoria. Jerusalén era considerada inexpugnable porque estaba admirablemente situada sobre un espolón rocoso, lugar muy estratégico para la defensa.
Esta imagen le sirve al profeta para anunciar que la verdadera seguridad de una ciudad no procede de sus medios humanos de defensa, sino de su apoyo en Dios. Dios es la roca verdadera.

En el evangelio de hoy encontramos una cierta continuidad con el fragmento de Isaías. En los dos pasajes, la roca, aparece como símbolo de seguridad.
Jesús, con la parábola del hombre sabio, que edifica su casa sobre roca firme y el necio que la edifica sobre arena movedizas, contrapone a los que han escuchado sus palabras y han hecho de éstas el verdadero fundamento para construir su vida; y por eso pueden sostenerse a pesar de los ataques, de las persecuciones y las dificultades; y aquellos cuyas vidas se han derrumbado, porque se han contentado sólo con oír la Palabra y decir ¡Señor, Señor!
Nuestra vida de fe se va construyendo, en torno a la esperanza cierta, de llegar a nuestra plenitud en Cristo Jesús y entrar en el Reino de Dios. Por eso no basta con tener a Jesús en la boca, ni basta con cumplir lo mandado.

 Tomar en serio el camino de la fe, que nos convierte en verdaderos discípulos, implica buscar al Señor, para que descubriendo su voluntad en su Palabra y en su ejemplo, podamos vivir como hijos del Reino.

La experiencia de construir el reino viviendo el mensaje de las bienaventuranzas, es la roca firme donde los discípulos de Jesús, tenemos que edificar nuestra vida como personas y como cristianos. El Señor se acerca a nosotros, no sólo para que nos alegremos con Él, sino para que vivamos en una auténtica amistad y compromiso, de tal forma que toda nuestra vida se edifique en Él; y podamos ser en el mundo, un verdadero reflejo del amor que Dios nos ha manifestado por medio de su Hijo.

La imagen de la roca en este día de Adviento nos interpela, para que en la construcción de nuestro proyecto de vida o de comunidad, no nos fiemos sólo de nuestras propias fuerzas y capacidades, o en la firmeza de algunas instituciones, o en estructuras o doctrinas, sino en Dios, que en su Palabra escuchada y aceptada como criterio de vida, es el único fundamento que no falla y da solidez a lo que intentamos construir.

José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote

"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10)

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