Color: MORADO
2 de diciembre de 2019
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (2,1-5):
VISIÓN de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de
Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
PRIMERA LECTURA (opcional para el año A) Is 4, 2-6
Lectura del libro de Isaías.
AQUEL día, el vástago del Señor será el esplendor y la
gloria, y el fruto del país será orgullo y ornamento para los redimidos de
Israel.
A los que queden en Sion y al resto de Jerusalén
los llamarán santos: todos los que en Jerusalén están
inscritos para la vida.
Cuando el Señor haya lavado la impureza de las hijas
de Sion
y purificado la sangre derramada en Jerusalén,
con viento justiciero, con un soplo ardiente,
creará el Señor sobre toda la extensión del monte Sion
y sobre su asamblea
una nube de día, un humo y un resplandor de fuego
llameante de noche.
Y por encimo, la glora será un baldaquino
y una tienda, sombra en la canícula,
refugio y abrigo de la tempestad y de la lluvia.
Palabra de Dios.
Te alabamos señor
Salmo
Sal 121,1-2.4-5.6-7.8-9
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
V/. Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.
V/. Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.
V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-11):
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama
paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo.
Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo
bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno:
"Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz
esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le
seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en
nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán
con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».
Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIONANDO
LA PALABRA
Isaías es consciente que no todos en Israel han sido
fieles a Dios, por eso dedica estas líneas al “resto”, al pequeño grupo de
fieles que no se ha desviado de las leyes de Yahvé.
Isaías denuncia los pecados del pueblo, y de un modo
especial de la dirigencia que lleva a la nación a la ruina, y lo llevará al
destierro a Babilonia. Así como cayó Samaria, también caerá Judá.
La desgracia es interpretada como intervención de
Dios, una intervención justa desde la concepción de la Alianza.
El Mesías será la gloria de los supervivientes de
Israel y es presentado como «un fruto de la tierra», no es un «algo extraño»
caído del cielo; es más bien el fruto de una lenta y larga germinación. Todo un
pueblo lo ha preparado y esperado. La gloria del futuro rey sólo se revelará al
pequeño grupo de los que habrán escapado del desastre, al pequeño resto de los
supervivientes.
Luego habla de la presencia protectora de Dios sobre
el monte Sión, prefiguración de la alegría eterna de los elegidos.
El Evangelio nos cuenta la curación del criado de un
centurión, un pagano, oficial del ejército romano que ocupaba y oprimía el
territorio de Israel, una persona que no pertenecía a la comunidad judía; lo
que nos hace pensar en este sueño de Dios: “que todo hombre se salve”. Sueño
que exige una respuesta radical desde la fe.
El hombre que se dirige a Jesús es alguien que
pertenecía a la estructura de poder y de dominio; pero que muestra unas
cualidades humanas admirables y especialmente una fe que merece el elogio de
Jesús. El Señor viene para invitar a todos los seres humanos, de cualquier
clase y condición, a asumir el camino de salvación que es la realización en el
hoy y el aquí de su Reinado.
Cada milagro que Jesús hace es un signo eficaz de que
Dios está irrumpiendo en el mundo. El Mesías que invocamos es el de los pobres
y de la paz; Mesías para el hombre que ha experimentado como este centurión
romano la precariedad del orgullo y de la suficiencia. La única exigencia para
vivir la salvación que trae es la fe; la respuesta llena de esperanza y
entusiasmo para recibir la oferta salvadora de Jesús.
El adviento es un tiempo de fe, de adhesión
incondicional a la palabra viva de Jesús, de humilde expectativa de su venida a
nosotros, sabiendo que para nada somos dignos de su visita.
Un tiempo de oración intensa y confiada como la del
centurión, pidiendo a Cristo que venga a curar la enfermedad que nos impide
ponernos a servir a los hermanos.
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
"Yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia" (Jn 10,10)✍
Hechos
que son Noticias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario