Color: BLANCO
Jueves, 2 de enero de 2020
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2,
22-28
Queridos hermanos:
¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es
el Cristo? Ese es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que
niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al
Padre.
En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el
principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído
desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y
esta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna.
Os he escrito esto respecto a los que tratan de
engañaros. Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido
permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción
os enseña acerca de todas las cosas —y es verdadera y no mentirosa—, según os
enseñó, permaneced en él.
Y ahora, hijos, permaneced en él para que, cuando se
manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en
su venida.
PALABRA DE DIOS
TE ALABAMOS SEÑOR
Salmo
Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4
R/. Los confines de la tierra han contemplado la
salvación de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 19-28
Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos
enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?»
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió: «No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los
que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
Él contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el
camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías,
ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que
no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la
correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán,
donde Juan estaba bautizando.
PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS
REFLEXIONANDO LA PALABRA
Permaneced en él
Con un lenguaje que nos resulta tremendamente extraño,
por la distancia en el tiempo y la cultura, la carta de Juan nos está enviando
un mensaje que puede ser de máxima actualidad para los cristianos que habitamos
este mundo del siglo XXI.
El peligro sobre el que la carta alerta es el de la
“banalización” de la figura de Jesús. La locura del mensaje del “Dios con
nosotros” nos sobrepasa. Y en lugar de dejarnos atrapar por la sorpresa
inaudita de lo que se nos anuncia, que trastoca nuestras concepciones pero
también nuestra vida, vamos rebajando la magnitud del anuncio hasta que éste
queda a la altura de lo que suponemos que son nuestras posibilidades.
No nos atrevemos a lanzarnos al vacío, a confiar, a
creer que Dios está efectivamente con nosotros y en nosotros, a aceptar con
alegría que esa es la realidad esencial y última que configura y da sentido a
nuestro ser.
Y puede ocurrir que vengamos de celebrar una Navidad
en la que el inmenso ruido social que nos rodea haya dejado muy poco tiempo
para volver a entrar en ese misterio, inescrutable y entrañable al mismo
tiempo, que ha conmovido a todas las generaciones pero en el que no nos
decidimos a sumergirnos de lleno.
La carta de Juan nos ofrece la única alternativa
válida: PERMANECER en lo recibido.
Hacer del Evangelio la referencia de nuestra vida.
Permanecer en Jesús, reconocerlo como Camino, Verdad y Vida. Adentrarnos en los
valores del Reino que Él vive y predica y configurar la vida desde esos valores.
No desde el voluntarismo y la conquista, sino desde la humilde convicción de
haber recibido la capacidad para responder al don que Dios nos hace.
“Allanad el camino al Señor”
El Bautista empezaba a adquirir cierta notoriedad, las
gentes acudían al Jordán a recibir su bautismo de purificación, entre los
responsables religiosos del pueblo surge una cierta preocupación por conocer
quién es este personaje, y envían emisarios para interrogarle.
Juan comienza por deshacer posibles malentendidos. Él
no es el Mesías. Pero tras negar que fuera ninguna de las grandes figuras que
el pueblo podía esperar, expresa su propia identidad precisamente vinculada al
Mesías.
Su misión es anunciarle, ayudar a los otros a que se
preparen a recibirle: “Allanad el camino al Señor”.
A menudo admiramos la extraordinaria claridad que Juan
tiene respecto de sí mismo, su honestidad, su humildad (la fama adquirida no le
lleva a tener ninguna pretensión), su veracidad, su osadía…
¿Se nos ocurre alguna vez ir más allá? ¿Le
contemplamos como figura de la Iglesia, de cada comunidad, de cada uno de los
que confesamos creer en Jesús? ¿Qué otra misión tenemos todos que la de
anunciar al que ha venido, viene y vendrá? ¿Cómo podrá ser conocido si nadie lo
anuncia, que dice Pablo?
Nadie cree sólo. Nuestra fe está poblada de las
aportaciones que a lo largo de nuestra vida vamos recibiendo y que nos abren
caminos hacia el reconocimiento del Señor Jesús como Señor de nuestra vida. ¿Dónde
encuentro yo referencias que me abren caminos hacia el Señor? Hoy es un
magnífico día para recordarlas y agradecerlas.
Y nos queda aún una pregunta ¿somos de alguna manera
-personal o comunitariamente- referencia para otros, que les permita intuir que
la opción por Jesús de Nazaret puede colmar de sentido una vida?
Suplicamos al Señor la gracia de poder anunciarle sin
ninguna necesidad de alardes, con la sencillez de nuestra vida cotidiana entre
los otros. Ojalá podamos ser “precursores” los unos para los otros,
sosteniéndonos mutuamente en el camino de la vida.
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro
sobre ti y te conceda su favor.
El Señor te muestre tu rostro y te conceda la paz”.
FELIZ, PRÓSPERO y BENDECIDO AÑO NUEVO Y que nuestra
vista sea 20-20✍
Hechos
que son Noticias
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