Viernes, 3
de enero de 2020
Primera
lectura
Lectura de
la primera carta de Juan 2, 29-3, 6
Queridos
hermanos:
Si sabéis
que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él.
Mirad qué
amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
El mundo no
nos conoce porque no lo conoció a él.
Queridos,
ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos
que, cuando él se manifiesta, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal
cual es.
Todo el que
tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
Todo el que
comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la
ley.
Y sabéis que
él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado.
Todo el que
permanece en él no peca. Todo el que peca no lo ha visto ni conocido.
PALABRA DE
DIOS
TE ALABAMOS
SEÑOR
Salmo
Sal 97,
1bcde. 3cd-4. 5-6
R/. Los
confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
porque ha
hecho maravillas.
Su diestra
le ha dado la victoria,
su santo
brazo. R/.
Los confines
de la tierra han contemplado
la salvación
de nuestro Dios.
Aclama al
Señor, tierra entera,
gritad,
vitoread, tocad. R/.
Tañed la
cítara para el Señor,
suenen los
instrumentos:
con clarines
y al son de trompetas,
aclamad al
Rey y Señor. R/.
Lectura del
santo Evangelio según san Juan 1, 29-34
Al día
siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dijo:
“Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes
que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea
manifestado a Israel».
Y Juan dio
testimonio diciendo:
«He
contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre
él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel
sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza
con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el
Hijo de Dios».
PALABRA DEL
SEÑOR
GLORIA A TI
SEÑOR JESÚS
“El Señor te
bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.
El Señor te
muestre tu rostro y te conceda la paz”.
REFLEXIONANDO
Vivir como
lo que somos: hijos de Dios
Quizás el
regalo mayor que nos ha hecho Dios después de darnos la vida, y del que se derivan
todos los demás, es que nos ha hecho hijos suyos. “Mirad qué amor nos ha tenido
el Padre para llamarnos hijos de Dios, ¡pues lo somos!”.
La vida de
un cristiano consiste en vivir como hijo de Dios. Entonces entendemos las
expresiones de san Juan en esta epístola y a lo largo de todo el evangelio:
“Todo el que permanece en él, no peca”. El hijo de Dios nunca peca. ¿Cómo
explicar entonces que nosotros de vez en cuando pecamos, encontrándonos con el
pecado entre nuestras manos? La explicación es sencilla. Empujados por nuestra
libertad, que también nos regaló Dios, dejamos de ser hijos suyos, no nos
portamos como hijos, hacemos lo contrario de lo que él nos pide. “Todo el que
peca, no le ha visto ni conocido”.
Tenemos que
pedir a nuestro Padre Dios, en este tiempo de navidad y siempre, que no nos
deje de su mano, que en este primer tiempo de nuestra vida, donde nuestra
libertad nos puede jugar una mala pasada, nos haga vivir como lo que realmente
somos, como hijos de Dios. Sabemos que después de nuestra muerte, cuando
resucitemos y “seamos semejantes a él, porque le veremos tal cual es”, siempre
nos portaremos y gozaremos de nuestra condición de hijos de Dios.
“He dado
testimonio de que este es el Hijo de Dios”
Juan el
Bautista es fiel a sí mismo y a su misión. Dada su vida y su predicación muchos
pensaron que él podía ser el Mesías. Pero Juan es claro: “Yo no soy el Mesías”.
Su misión es anunciar y presentar al Mesías, a Jesús, el Hijo de Dios, al que
es capaz de quitar el pecado del mundo y todos nuestros pecados, al que es
capaz de hacernos hijos de Dios, al que es capaz de regalarnos su potente luz y
disipar nuestras tinieblas, al que es capaz de ofrecernos un alimento especial
rebosante de vida regalándonos su cuerpo entregado y su sangre derramada por
amor, al que es capaz de acompañarnos en nuestro trayecto terreno, antes de
desembocar en el reino que nos tiene preparado desde el inicio del mundo y
donde gozaremos de la plenitud de la felicidad. Por eso, Juan dice a los que le
escuchan que se queden con Jesús, que sigan siempre a Jesús. “Conviene que él
crezca y yo mengüe”.
Estamos en
tiempo de navidad, al inicio de un nuevo año. A nosotros, cristianos de 2020,
nos toca la misma misión que la de Juan: dar testimonio de Jesús con nuestra
palabra y presentarle como el Hijo de Dios, el que viene a ayudarnos y
salvarnos como solo él sabe y puede hacerlo. También con nuestra vida. Que los
que nos rodean vean que detrás de todo lo que pensamos, hacemos, vivimos… está
Cristo Jesús. Nuestra vida no se explica sin él. Si nos quitan a Cristo nos
quitan la vida.
José Alirio
Lagarejo Palomeque
Sacerdote
FELIZ,
PRÓSPERO y BENDECIDO AÑO NUEVO Y que nuestra vista sea 20-20✍
Hechos
que son Noticias
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