Color: BLANCO
10 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes 8, 1-7. 9-13
En aquellos días, congregó Salomón a los ancianos de
Israel en Jerusalén —todos los jefes de las tribus y los cabezas de familia de
los hijos de Israel ante el rey—, para hacer subir el Arca de la Alianza del
Señor desde la ciudad de David, Sion. En torno al rey Salomón se congregaron
todos los varones de Israel. En el mes de Etanín, el mes séptimo, por la
fiesta, vinieron todos los ancianos de Israel y los sacerdotes condujeron el
Arca e hicieron subir el Arca del Señor y la Tienda del Encuentro, con todos
los objetos sagrados que había en ella.
El rey Salomón y todo Israel, la comunidad de Israel
reunida en torno a él ante el Arca, sacrificaron ovejas y bueyes en número no
calculable ni contable.
Los sacerdotes acarrearon el Arca de la Alianza del
Señor al santuario del templo, el Santo de los Santos, a su lugar propio bajo
las alas de los querubines. Estos extendían sus alas sobre el lugar del Asca,
cubriendo el Asca y sus varales.
No había en el Asca más que las dos tablas de piedra
que Moisés depositó allí en el Horeb: las tablas de la alianza que estableció
el Señor con los hijos de Israel cuando salieron de la tierra de Egipto.
Cuando salieron los sacerdotes del santuario —pues ya
la nube había llenado el templo del Señor—, no pudieron permanecer ante la nube
para completar el servicio, ya que la gloria del Señor llenaba el templo del
Señor.
Dijo entonces Salomón:
«El Señor puso el sol en los cielos,
mas ha decidido habitar en densa nube.
He querido erigirte una casa para morada tuya,
un lugar donde habites para siempre».
PALABRA DE DIOS
TE ALABAMOS SEÑOR
Salmo
Sal 131
R/. ¡Levántate, Señor, ven a tu mansión!
Oímos que estaba en Efratá,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R/.
Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de justicia,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 53-56
Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a
recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le
llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde
llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar
al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.
PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS
REFLEXIONADO LA PALABRA
La gloria de Señor llenaba el templo
La lectura de hoy nos relata el solemne momento del
traslado del Arca de la Alianza al templo, es la fiesta de la dedicación del
templo. El rey Salomón fue el encargado de construir el Templo de Jerusalén
como una morada digna para el Señor. Este templo fue el santuario principal del
pueblo de Israel, el lugar por excelencia de la presencia de Dios en medio de
su pueblo. Allí acudían los israelitas a hacer sus oraciones y ritos
religiosos.
A priori esta
lectura poco o nada nos dice a nosotros,
porque es algo muy lejano en el tiempo y en el espacio (además ese
templo ya no existe). Pero sí podemos sacar
conclusiones que nos sirvan de revisión para nuestra vida cristiana.
Los judíos reconocían la presencia de Dios en las
Tablas de la Ley guardadas en el Arca de la Alianza y por ello respetaban el
templo y acudían allí a orar. A nosotros se nos ha revelado que Jesús es el
verdadero y definitivo templo, que en Él reside la plenitud de la divinidad.
Jesús se ha querido quedar entre nosotros para siempre; en todas las iglesias,
en el sagrario se reservan las hostias consagradas, allí está Jesús real y
verdaderamente. Ahora bien, ¿cuál es nuestra actitud cuando entramos a una
iglesia?, ¿somos conscientes y nos comportamos como tal, sabiendo que estamos
delante del Señor?, ¿acudimos a Él en nuestras necesidades?...
También se nos ha revelado que nuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo. Por ello debemos respetarlo y cuidarlo. Los vicios,
el descuido, las adicciones, la falta de pudor en el vestir… son síntomas de
que el templo de Dios no está siendo valorado adecuadamente.
Traían a los enfermos adonde estaba Jesús para que los
curase
San Marcos nos narra en estos versículos de su
evangelio el final de la misión de Jesús en Galilea y nos presenta a Jesús
curando enfermos. Él no hace nada, sólo con tocarlo quedan sanos.
En la actualidad la medicina ha avanzado mucho, cuando
uno se pone enfermo, lo primero que hace es ir a médico, y eso está muy bien,
pero no podemos olvidar que sólo Dios puede devolvernos la salud, por eso hay
que acudir a Él con confianza.
Además de las enfermedades del cuerpo, existen otras
enfermedades mucho más complejas y no tan fáciles de reconocer por quienes las
padecen, son las enfermedades del alma. El hombre que ha sido creado para Dios
y cuyo corazón estará inquieto mientras no descanse en Él, como escribió San
Agustín, ansía ser feliz, pero busca la felicidad donde no está y se deja
atrapar por los espejismos de felicidad, que le conducen la mayoría de las
veces a la insatisfacción, y en ocasiones al pecado. Así entra la tristeza en
el alma y de ahí se pasa a la depresión.
Los cristianos, que hemos conocido y experimentado el
Amor de Dios en nuestra vida y estamos convencidos que ese Amor nos salva y
sana las heridas de nuestro corazón, estamos llamados, como nos dice este
pasaje, a llevar a Jesús a los enfermos que están cerca de nosotros. Llevarlos
en sus camillas, porque el pecado postra a las personas y las incapacita para
acercarse a la fuente de la salvación. En ocasiones será necesaria la ayuda de
profesionales, pero otras muchas será suficiente sólo con acercarse a Jesús y
tocarlo en el sacramento de la penitencia.
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
Que Dios llene de paz tu casa y bendiga tu vida rica y
abundantemente ✍
Hechos
que son Noticias
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