Color: MORADO
29 de marzo de 2020
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de
Ezequiel 37, 12-14
Esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo abriré vuestros
sepulcros,
y os sacaré de ellos, pueblo
mío,
y os llevaré a la tierra de
Israel.
Y cuando abra vuestros
sepulcros
y os saque de ellos, pueblo
mío,
comprenderéis que soy el
Señor.
Pondré mi espíritu en
vosotros y viviréis;
os estableceré en vuestra
tierra
y comprenderéis que yo, el
Señor, lo digo y lo hago
oráculo del Señor
PALABRA DE DIOS
TE ALABAMOS SEÑOR
Salmo
Sal 129, 1-2. 3-4ab. 4c-6.
7-8
R/. Del Señor viene la
misericordia, la redención copiosa
Desde lo hondo a ti grito,
Señor;
Señor, escucha mi voz,
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.
Si llevas cuentas de los
delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el
perdón,
y así infundes respeto. R/.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la
aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora.
R/.
Porque del Señor viene la
misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Romanos 8, 8-11
Hermanos:
Los que viven sujetos a la
carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne,
sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no
tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Pues bien, si Cristo está en
vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la
justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los
muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús
vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita
en vosotros.
PALABRA DE DIOS
TE ALABAMOS SEÑOR
En aquel tiempo, las
hermanas de Lázaro le mandaron recado a Jesús diciendo:
«Señor, el que tú amas está
enfermo».
Jesús, al oírlo, dijo:
«Esta enfermedad no es para
la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios
sea glorificado por ella».
Jesús amaba a Marta, a su
hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo se quedó todavía dos
días donde estaba.
Solo entonces dijo a sus
discípulos:
«Vamos otra vez a Judea».
Cuando Jesús llegó, Lázaro
llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús,
salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús:
«Señor, si hubieras estado
aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a
Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
«Sé que resucitará en la
resurrección en el último día».
Jesús le dijo:
«Yo soy la resurrección y la
vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree
en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó:
«Sí, Señor: yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
Jesús se conmovió en su
espíritu, se estremeció y preguntó:
«¿Dónde lo habéis
enterrado?».
Le contestaron:
«Señor, ven a verlo».
Jesús se echó a llorar. Los
judíos comentaban:
«¡Cómo lo quería!».
Pero algunos dijeron:
«Y uno que le ha abierto los
ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que este muriera?».
Jesús, conmovido de nuevo en
su interior, llegó a la tumba. Era una cavidad cubierta con una losa. Dijo
Jesús:
«Quitad la losa».
Marta, la hermana del
muerto, le dijo:
«Señor, ya huele mal porque
lleva cuatro días».
Jesús le replicó:
«¿No te he dicho que si
crees verás la gloria de Dios?»
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a
lo alto, dijo:
«Padre, te doy gracias
porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la
gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
Y dicho esto, gritó con voz
potente:
«Lázaro, sal afuera».
El muerto salió, los pies y
las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:
«Desatadlo y dejadlo andar».
Y muchos judíos que habían
venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS
El Señor me escuchó y tuvo compasión de mí. El Señor se ha hecho mi auxilio (Sal 29,11) ✍
V Domingo de Cuaresma
Ciclo A
29 de marzo de 2020
Hechos que son Noticias
Mons. Francisco Ozoria comparte reflexiones en torno a
al momento de crisis que vive nuestro
país y en el mundo a causa del Coronavirus
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