13 de mayo de 2020
(Nuestra Señora de Fátima)
El Evangelio de hoy en AUDIO
REFLEXIONANDO LA PALABRA
“Permanecer en el Señor”
Con el evangelio de
hoy comienza Jn 15, segunda sección del discurso de despedida de Jesús durante
la cena. Viene a ser un desarrollo más
amplio del capítulo anterior (Jn 14) que veníamos escuchando desde el viernes
pasado. Si antes habló Jesús de la
comunión de vida con los suyos mediante su morada en quien lo ama guardando su
palabra y mediante la presencia del Espíritu, ahora acentúa esos lazos de unión
mediante otro símil (metáfora): la vid y los sarmientos.
“Como
el sarmiento no puede dar fruto por sí solo si no permanece en la vid, tampoco
ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que
permanece en mí, y yo en él, da fruto abundante, porque separados de mí, nada
pueden hacer”. La unión con Cristo es condición indispensable para dar fruto en
cristiano, porque de Él, que es la cepa, viene la savia a las ramas.
Nuestra
Paz nos dice que Él es la “verdadera” vid, el nuevo Israel, que sustituye a la
antigua viña, arrasada porque no dio más que agrazones y aquí tenemos que ir a
tío google, que es como las madres, que saben de todo un poco y nos dice: racimo
pequeño de la vid que no llega a madurar. Por eso como nos enseña la parábola de los
viñadores homicidas, el reino de Dios pasó a otro pueblo que producirá sus
frutos. La fe en Cristo no tiene connotaciones raciales ni es monopolio de
nadie. Así lo expresa muy claro la
primera lectura de hoy (Hc 15, 1-6).
Ser
cristiano, ser discípulo-misionero de Cristo no será nunca cuestión solamente
de aceptar y profesar una doctrina, de respetar ciertas normas de moral y de
obrar en consecuencia. No, se trata
sobre todo de permanecer unido a Jesús por el amor y la obediencia de la fe que
da vida. Por eso repite una y otra vez
Jesús: PEMANEZCAN EN MI AMOR, porque sin mí nada pueden hacer.
Te
bendecimos, Dios nuestro, porque nuestra tierra
Ha dado
su fruto y la mejor de las cosechas;
Pues
Cristo no sólo es la vid de la que somos parte,
Sino
que además su sangre es el vino nuevo del Reino.
“La piedra que
desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha
hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea
nuestra alegría y nuestro gozo” (Sal 117)✍
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