lunes, 9 de marzo de 2020

Comentario: Martes, II Semana de Cuaresma

Color: MORADO


10 marzo de 2020

Dios en diálogo con los seres humanos emblema de la perversión y del distanciamiento de Dios
Estos no son otros que los habitantes de Sodoma y Gomorra. Las ciudades, símbolo del enfrentamiento con Yahvé y sus elegidos. Dios invita a que “dialoguen con él”. En ese diálogo Yahvé muestra su perdón, si “buscan la justicia, defienden al oprimido, abogan a favor del huérfano, y defienden a la viuda”. Es decir, si se deciden a “obrar bien”. El Dios de los profetas, el de Isaías, no quiere perder el contacto, ni siquiera con los que han decidido prescindir de él. Quiere encontrarse con ellos. Dios no va a ceder en sus exigencias, que son una apuesta por la condición humana, y en especial por los que están en situación más inhumana. Lo que nos lleva a concluir:

1º Por muy distante que se esté en el sentir, en el pensar e incluso en el actuar, hombres y mujeres no han de romper las relaciones, siempre podrán encontrarse para dialogar. Que no es ceder, sino ayudar a comprenderse-

2º Ese encuentro ha de centrarse en lo esencial, es decir, en cómo comprometerse con los seres humanos, y de modo especial en los que viven en situación de inhumanidad para conseguir que su vida sea humana, la que Dios quiere.

¿Predicar o predicarse?
Los letrados y fariseos son denunciados por Jesús. La razón es que no pretenden enseñar lo que sus oyentes necesitan, sino predicarse a sí mismos, lucirse ante ellos, manifestar su superioridad en el conocer, en la dignidad superior a la de los demás. Para ello se preocuparán de lo aparente, que es lo superficial: su modo de vestir que llame la atención, ocupar los primeros puestos en los encuentros sociales y religiosos, recibir reverencias y que sean estimados como maestros. Y, puestos a enseñar, lo hacen exigiendo un cumplimiento de duras prescripciones, que ellos no cumplen. Que pueden ser aceptables, pero no relevantes. Que no hay que valorar por el sacrificio que suponen, sino porque no merecen ese sacrifico: son “pesados fardos”, dice Jesús.

Jesús quiere que sus seguidores, por encima de fórmulas, de consideraciones sociales o familiares, sean ante todo hermanos. Eso es lo esencial. La función que desempeñen en el ámbito de las relaciones, no puede ocultar esa verdad esencial: todos son hermanos.

Por ser hermanos no son más que nadie. Humillarse, no es aplastarse, sino reconocerse en lo que se es. Las promesas de exaltación de la condición humana, se hacen al ser humano, en cuanto es humano a la luz del evangelio, no por sus conocimientos o por el relieve de sus tareas -funcional- en las relaciones sociales. Humillarse es conocerse en verdad, y reconocer en verdad al otro como hermano.

Conclusiones del mensaje de la Palabra de Dios en este día:

1ª Nadie es tan perverso, que Dios le aparte de dialogar con él

2ª Dios se fija en lo esencial: ¿qué haces por los que necesitan tu ayuda?

3ª La base de esto es que todos somos hermanos, e iguales en lo esencial: nadie es más que otro. Eso es lo humilde, lo inteligente.

JOSÉ ALIRIO LAGAREJO PALOMEQUE
SACERDOTE

El Señor me escuchó y tuvo compasión de mí.  El Señor se ha hecho mi auxilio (Sal 29,11)



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