Color: MORADO
27 de marzo de 2020
REFLEXIONANDO LA PALABRA
“Veamos el desenlace de su vida”
Este pasaje del Libro de la Sabiduría nos expone los
sentimientos y actitudes de “los impíos” ante la vida y ante los justos. Se
comprende que la vida de los justos les resulte incómoda, no solo porque es muy
distinta de la suya, sino porque se sienten interpelados por ella: “nos echan
en cara nuestros pecados, nos reprenden nuestra educación errada”.
Punto clave en esa vida diferente es que los justos
“se glorían de tener por Padre a Dios”, y cuentan con Él en todos los momentos
de la vida terrena.
Los impíos se marcan un reto. Van a someter al justo a
una prueba definitiva: “le condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay
alguien que se ocupe de él”. Si Dios está con él lo salvará y probará la bondad
de su vida. “Si es justo, hijo de Dios, lo auxiliará, y lo librará del poder de
sus enemigos”.
Nos es fácil ver en estas palabras la muerte de Cristo
y su resurrección en este pasaje del Libro de la Sabiduría, que fue escrito
hacia la mitad del siglo I antes de Cristo. Nosotros, los seguidores de Cristo,
los que queremos ser justos según la justicia del evangelio, sabemos que nos
espera la misma suerte que a nuestro Maestro y Señor.
Nos es fácil aplicar lo dicho en la primera lectura
del Libro de la Sabiduría a Cristo Jesús. Los judíos, principalmente sus
autoridades, han declarado la guerra abierta a Jesús. “Tratan de matarlo”. Su
evangelio, en varios puntos, es muy diferente a lo expuesto por las autoridades
religiosas del pueblo judío y les ha puesto en evidencia más de una vez.
Piensan que Jesús quiere destruir la religión judía de
siempre, la que ellos tenían como venida de Dios a través de los patriarcas y
profetas. De todas las maneras, parte del pueblo sospecha que Jesús, basándose
en sus palabras y acciones, puede ser el deseado y esperado Mesías.
Conocemos el desenlace de Jesús. Los jefes religiosos
de entonces consiguen matarle, clavándole en lo alto de la cruz de los
malditos. Pero Dios Padre estaba con él y lo resucitó al tercer día, probando
la bondad de Jesús y de su mensaje.
La lección de la vida, muerte y resurrección de Jesús
nos la tenemos que aprender. El que obra bien acaba bien; el que obra mal acaba
mal. El que sigue a Jesús y vive como Jesús acaba como Jesús, recibiendo el
premio de la resurrección a una vida de total felicidad y para toda la
eternidad.
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
El Señor me escuchó y tuvo compasión de mí. El Señor se ha hecho mi auxilio (Sal 29,11) ✍
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