viernes, 17 de abril de 2020

Comentario: Sábado de la Octava de Pascua




Color: BLANCO

18 de abril de 2020

REFLEXIONANDO LA PALABRA

FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN PARA TI Y TU FAMILIA

No podemos menos que contar lo que hemos visto y oído
En estos tiempos de Pascua, las lecturas nos narran la experiencia y predicación primigenia de la fe de los apóstoles y discípulos de Jesús, que a su vez, constituye el fundamento de nuestra fe. Como profetas de la nueva era que se abre con Jesús, ellos también fueron llamados y enviados a ser testigos de todo lo acontecido.

Como profetas no trasmiten sus propias palabras o ideas, sino que son el altavoz de la intervención de Dios. Obedecen la voz del Señor, asumen la urgencia de manifestar su gratuita salvación por la muerte y resurrección de Jesús. Manifiestan, con los hechos y milagros que realizan por obra del Espíritu, que esa salvación está en medio del pueblo, y requiere ser anunciada y glorificada.

Dios que les ha llamado a ser testigos particulares de ese misterio de salvación, les da fuerza y confianza para atestiguarlo en medio de la gente. Y el pueblo responde entendiendo y creyendo esas palabras de autenticidad y verdad que salen de sus bocas. Por eso glorifican a Dios que se ocupa de su pueblo.

Cuando nuestros actos y palabras reflejan esa certeza y seguridad que da la experiencia de Dios, también nosotros somos profetas, testigos, llamada de Dios que interpela a nuestros semejantes. Tampoco nosotros podemos callar lo que hemos visto y oído, lo que nos han transmitido, lo que creemos, porque Dios nos exige hacernos transparentes a su mensaje de salvación. Ser la luz que ilumina las sendas de vida de todos los hombres, como mediadores de la Luz divina. Como Pedro y Juan, armados del valor que la gracia de Dios nos infunde, damos testimonio del amor divino, comprometidos en el Amor.

Somos testigos de que está vivo
En este fragmento del final del evangelio de Marcos se resumen esquemáticamente las apariciones del Cristo resucitado. Llama la atención la estructura del relato, que nos cuenta que Jesús primero se apareció a María Magdalena, de la que había echado siete demonios; después a dos discípulos (quizá los de Emaús), y finalmente a los Once, cuando estaban a la mesa (prefiguración de la eucaristía primitiva).

Marcos quiere significar con ello la importancia de toda la comunidad de seguidores de Jesús, porque todos los que creen y esperan en Él, pueden recibir una respuesta de Jesús confirmando su fe. Son fieles creyentes con una fe ejemplar y un amor particular hacia Jesús.

Pero también Marcos, resalta el significado especial de la comunidad apostólica, como figura eclesial, que es garante y sustento de esta fe en el Cristo resucitado. Una comunidad a la que Marcos reconoce dura de corazón, con dificultades y desencuentros, que no han creído el testimonio de esos testigos del resucitado; y que sólo cuando ellos viven al resucitado son capaces de creer. Sólo la experiencia del resucitado es capaz de hacerles vencer sus temores y reticencias.

Su desconfianza es vencida por la aparición del Jesús que acompañó sus andares por Galilea. Y nuevamente Jesús refuerza su poca fe, como tantas veces en Galilea, y consigue convertirlos en testigos y profetas valientes de esa salvación surgida con Cristo. Una comunidad que pasa de temerosa a decidida, de apocada a resuelta. Una comunidad que recibe el mandato de Jesús: “Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación”. Es la misión universalista que Jesús les trasmite. Es la salvación que Él ha venido a traer, la nueva Creación de renacidos en Jesús que se tiene que realizar en todas las naciones y toda la creación. Es la misión que nos llega a nosotros y que el Papa Francisco nos reclama insistentemente. Anunciar “con alegría” la “alegría del evangelio”. Una misión personal y comunitaria que trasmitimos con el testimonio de nuestras experiencias resucitadoras.

¿Vivimos la Pascua como un revivir nuestra fe y misión?Acojamos el evangelio con la alegría y valor del testimonio y fuerza de Dios.

JOSÉ ALIRIO LAGAREJO PALOMEQUE SACERDOTE

QUE CRISTO LUZ ILUMINE NUESTRAS VIDAS HOY MAÑANA Y SIEMPRE

““La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo (Sal 117)




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