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28 de mayo de 2020
El Evangelio de hoy
en AUDIO
“Para que el mundo crea” (Jn 17, 20-26)
Hoy
se proclama en el evangelio la tercera y última parte de la “oración sacerdotal”
de Jesús, que ruega el Padre por cuantos a lo largo de los siglos creerá en él
gracias a la palabra testimonial de los apóstoles. El Señor ora por la futura comunidad
cristiana. Y pide al Padre que todos sus
miembros se mantengan unidos. Su unidad
será el signo que avalará ante el mundo la filiación divina y la propia
identidad mesiánica de Cristo, el enviado del Padre.
“Te
ruego no solo por ellos (el grupo de los apóstoles), sino también por los que
crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre en
mí y yo en ti. Que ellos también sean
uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”. En estas
palabras de Jesús se señala su comunión con el Padre como el modelo y la fuente
de la unidad eclesial. Y esto en dos direcciones
fundamentando la relación de los creyentes con Jesús y con el Padre (dirección
vertical) y de los cristianos ente sí (dirección horizontal).
Por otra
parte, realizar en la Iglesia la unidad dentro del pluralismo es obra del
Espíritu Santo, como afirma abiertamente san Pablo en sus cartas, hasta el
punto que el signo que una comunidad cristiana posee el Espíritu de Cristo y
actúa bajo su impulso es la fraternidad entre sus miembros.
El concilio
Vaticano II comenta el texto evangélico de hoy, deduciendo del mismo el origen
trinitario y el carácter comunitario de la vocación humana según el plan de
Dios: “Cuando el Señor ruega al Padre “que
sean uno como nosotros somos uno”, abriendo perspectivas cerradas a la
razón humana, sugiera una cierta semejanza entre la unión de las personas
divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única
creatura terrena a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su
propia identidad si no en la entrega de sí mismo a los demás” (GS 24.3).
Padre
nuestro, hoy nuestra plegaria se centra
en el deseo de Cristo al
pedirle la unidad total
de cuantos por el ancho mundo
creemos en él
Sólo
tú puedes lograr lo que parece imposible:
que los hermanos separados
nos unamos en una Iglesia
formando un solo rebaño bajo
un solo pastor.
Todos
hemos sido bautizados en un mismo Espíritu
para constituir un solo
cuerpo, la Iglesia de Jesús.
Ayúdanos,
Padre, a mantener la unidad con el vínculo de la paz,
porque una sola es la meta de
la esperanza de la vocación
a la que tú nos llamas gratuitamente en Cristo
nuestro Señor.
“Porque
Dios es el Rey del mundo, toquen con maestría. Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado” (Sal 46) ✍️
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