martes, 9 de junio de 2020

Miércoles de la X Semana. Tiempo Ordinario



Color: VERDE

10 de junio de 2020


“Plenitud de la ley” (Mt 5, 17-19)

El breve texto del Evangelio de hoy es fundamental para determinar la actitud de Jesús y de la Iglesia primitiva respecto de la antigua ley mosaica.  Es éste uno de los temas más difíciles de la teología del Nuevo Testamento.  Los teólogos y moralistas del tiempo de Jesús (los sacerdotes y escribas), así como los laicos piadosos (los fariseos) habían hecho de la ley un absoluto, un compendio de toda la sabiduría humana y divina, una revelación definitiva de Dios mismo y una guía completa y segura de conducta dotada de capacidad salvadora para el hombre.

La mayor parte de los miembros de la primera comunidad cristiana procedían del judaísmo y eran herederos de esa visión totalizante de la ley.  Se necesitó un doloroso proceso de revisión de actitudes y valorizaciones para entender el paso de la antigua a la nueva ley y alianza en Cristo.  Las cartas de san Pablo y el texto a los hebreos, por ejemplo, son testigos de los difíciles pasos de este desarrollo.

Importaba mucho esclarecer la actitud de Jesús ante la ley mosaica.  A esto responde el evangelio que hoy hemos escuchado.  En él comienza afirmando Jesús: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.  Entra aquí en juego un concepto básico en el evangelista Mateo: el cumplimiento en Cristo de todo lo escrito en “la ley y los profetas”, expresión que resume el Antiguo Testamento.  Toda la ley antigua tenía valor de profecía, cuyo cumplimiento se verifica en Cristo, una vez llegada la plenitud de los tiempos mesiánicos y escatológicos inaugurados en su persona y mensaje.  Así es como eleva Jesús la antigua ley mosaica y todo el Antiguo Testamento a una perfección de plenitud.

Este principio, que es punto de partida, lo ilustrará Cristo a continuación con algunos ejemplos concretos y relevantes:  son las 6 antítesis que iremos leyendo en estos días. “Se dijo a los antiguos…, pero yo les digo”.  En ella se ve cómo la nueva ley de Cristo da profundidad y altura a la alianza y ley antiguas.

Jesús no viene a destruir la ley mosaica, efectivamente; pero tampoco a consagrarla como intangible -así la entendían letrados y fariseos-  sino a darle con su enseñanza y conducta personal un alcance nuevo y definitivo en el que se realiza en plenitud la finalidad que la ley pretendía.  San Pablo afirma expresamente: “El fin de lay es Cristo, para justificación de todo el que cree” (Rom 10, 4).

Te bendecimos, Señor, Dios de nuestros padres,
porque en Cristo Jesús realizaste con tu pueblo
un nuevo pacto de amor total y fidelidad cabal.
En él se cumplieron la ley y los profetas,
adquiriendo así plenitud la antigua alianza.

Gracias, Señor, porque por la fe nos permites
entrar en comunión salvadora y filial contigo.
En verdad el objetivo de la ley es Cristo Jesús
para justificación de todo el que cree en él
concédenos cumplir siempre con amor tu voluntad.  Amén.


“Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti” (Sal 90)

El Evangelio de hoy en AUDIO




Hechos que son Noticias








No hay comentarios.:

Publicar un comentario

LECTURAS: Lunes, XXXII Semana. Tiempo Ordinario: 7 de noviembre del 2022

  XXXII Semana.  Tiempo Ordinario   Lunes, 7 de noviembre del 2022   Color:  VERDE Si siete veces vuelve tu hermano arrepentido, perdónalo P...

Las más visitadas