domingo, 27 de octubre de 2019

Lunes, XXX Semana. Tiempo Ordinario




(San Simeón y san Judas, Apóstoles)

Color: ROJO

28 de octubre de 2019

Eligió a doce de ellos y los nombró apóstoles

Lectura de la carta
a los cristianos de Éfeso 2, 19-22

Hermanos: Ya no son extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Están edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor.

Por él también ustedes se van integrando en la construcción, hasta llegar a ser morada de Dios, por el Espíritu.

Palabra de Dios
Te alabamos Señor

Salmo Sal 18,2-5

R: El mensaje del Señor llega a toda la tierra

Los cielos proclaman la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día comunica su mensaje al otro día
y una noche se lo trasmite a la otra noche. R.

Sin que pronuncien una palabra,
sin que resuene su voz, a toda la tierra
llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo. R.


Lectura del santo evangelio según San Lucas 6, 12-19

Por aquellos días, Jesús se retiró a la montaña a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el hijo de Alfeo, Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de el una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús

REFLEXIIONANDO LA PALABRA

“Judas” es una palabra hebrea que significa “alabanzas sean dadas a Dios”. “Tadeo” quiere decir “valiente para proclamar su fe”. El Apóstol Judas Tadeo, “el hermano de Santiago”, era probablemente el hermano de Santiago el Menor; se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva: “¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero, el hermano de Santiago y de Judas?”.

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a “luchar valientemente por la fe” que ha sido dada a los santos y amonesta contra los falsos maestros invitando a conservar la pureza de la fe.
Entre los apóstoles, parece que Simón y Judas tenían un sobrenombre para distinguirlos de otros apóstoles del mismo nombre. Simón era “Celotes”, para distinguirlo de Simón Pedro. Judas era “Tadeo”, para distinguirlo de Judas Iscariote.

Según la tradición occidental, San Judas Tadeo se reunió en Mesopotamia con San Simón y ambos predicaron varios años en Persia y ahí fueron martirizados. Existe un presunto relato del martirio de los dos Apóstoles; pero el texto latino no es ciertamente anterior a la segunda mitad del siglo VI. Dicho documento se ha atribuido a un tal Abdías, de quien se dice que fue discípulo de Simón y Judas y consagrado por ellos primer obispo de Babilonia.

Según dice la antigua tradición, a San Simón lo mataron cortándolo por el medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con un hacha y por eso lo pintan con un hacha en la mano. La Iglesia de occidente los celebra juntos, en tanto que la Iglesia de oriente separa sus respectivas fiestas.
El evangelio de hoy, con ocasión de la festividad de los apóstoles Simón y Judas, nos narra la elección de los doce. Jesús escoge a la mayoría de quienes serán roca de nuestra fe cristiana, de entre gente común. El ser llamados o escogidos al servicio de Dios, no es para envanecerse, ni gloriarse, mucho menos para ejercer el poder como lo hacen los poderosos de la tierra. Los llama al servicio y en la comunidad para que el Reino de Dios, se haga presente en medio de de los hombres desde la vida de los mismos hombres.

Este llamado aparece en el evangelio en el marco de un día entero en la vida de Jesús. La convivencia humana con el maestro y entre ellos será el lugar de formación de estos hombres. No realizan un curso ni siguen un manual; la experiencia del discipulado se hace viviendo. Para aprender lo que significa “amar” era necesario que experimentaran el amor llevado hasta el extremo; no era cuestión de aprender a dar una definición sobre el perdón sino realizar el ejercicio de perdonar, y hacerlo de corazón. El modelo era Jesús, pero cada uno tiene que hacerlo carne en su propia vida.

Jesús no los eligió en calidad de doce líderes de la nueva comunidad, sino para que proclamen con su comportamiento la alternativa de vida nueva y sociedad renovada que quiere proponer a Israel, primero, y, por extensión, a toda la humanidad.
Jesús se ha quedado entre nosotros y el camino del discipulado continúa abierto. Jesús sigue buscando y llamando hombres y mujeres que quieran ser testimonio del amor de Dios, desde una vida que sabe amar y lo demuestra; que aprende a perdonar y es signo de la humanidad reconciliada; y que no se avergüenza de contar a todos lo que Dios ha obrado y sigue obrando en la historia.

José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote

"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10,10)

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