LA PALABRA CADA DÍA
Lunes, VI Semana.
Tiempo Ordinario
(Los siete fundadores
de la Orden de los siervos de Virgen María)
Color: VERDE/BLANCO
17 de febrero de 2020
Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol Santiago 1, 1-11
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las
doce tribus en la diáspora: saludo.
Considerad, hermanos míos, un gran gozo cuando os
veáis rodeados de toda clase de pruebas, sabiendo que la autenticidad de
vuestra fe produce paciencia. Pero que la paciencia lleve consigo una obra
perfecta, para que seáis perfectos e íntegros, sin ninguna deficiencia. Y si
alguno de vosotros carece de sabiduría, pídasela a Dios, que da a todos
generosamente y sin reproche alguno, y él se la concederá.
Pero que pida con fe, sin titubear nada, pues el que
titubea se parece a una ola del mar agitada y sacudida por el viento. No se
crea un individuo así que va a recibir algo del Señor; es un hombre
inconstante, indeciso en todos sus caminos.
Que el hermano de condición humilde se sienta
orgulloso de su alta dignidad, y el rico de su pequeñez, porque pasará como
flor de hierba. Pues sale el sol con su ardor y seca la hierba, se cae la flor
y se pierde la belleza de su aspecto; así también se marchitará el rico en sus
empresas.
PALABRA DE DIOS
TE ALABAMOS SEÑOR
Salmo
Sal 118, 67. 68. 71. 72. 75. 76
R/. Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré
Antes de sufrir,
yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus decretos. R/.
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus decretos. R/.
Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.
Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se
pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del
cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad
os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra
orilla.
PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY LUNES 17 DE FEBRERO DE
2020
Pida con fe, sin titubear nada
Santiago se
hace hoy muy actual; constantemente van a probar nuestra fe en
este tiempo que nos ha tocado
vivir, en el que casi podemos decir
que estamos en un mundo sin Dios,
mejor dicho un mundo en el que no se
quiere a Dios. Se le rechaza, se le critica, se le juzga, se le odia. A
nosotros cristianos se nos pide
fortaleza en la Fe. El estilo de
vida que
llevamos como seguidores de Jesús debe
ser auténtico y hay que vivirlo y
transmitirlo.
Santiago al comenzar su carta se presenta como servidor
de Dios y de Jesús, no alardea de ello sino que lo hace desde la máxima
humildad. Y eso somos, fieles siervos de Dios y de Jesús para hacer vivo el
Evangelio, para ser fuertes en las pruebas, pues
son muchas y de diversas
formas se nos hacen presentes.
Podemos caer en
el miedo , en la vergüenza, casi
hasta negar nuestra fe; hay mucha
violencia, mucho fanatismo, y ahí es donde la presencia de Dios
se hace fuerte en nosotros;
sentirle a nuestro lado nos ayudará
a levantarnos, a vencer todo
miedo, a luchar para que el mundo viva
el Amor que Dios nos da.
Nunca debemos
dudar, nunca debemos bajar nuestra mirada. La duda nos lleva
a entrar en un estado en el que
vamos de aquí para allá como las olas del mar, y nuestro mar debe estar sereno,
firme, para que podamos entrar en lo profundo y encontrarnos con el mismo
Dios. Catalina hablaba en uno de
sus diálogos: “Tú, Trinidad eterna, eres
como un mar profundo en el que cuanto más busco, más encuentro, y
cuanto más encuentro , más te
busco”.
Como Santa
Catalina busquemos con amor, con pasión, y Dios nos ayudará y nos dará todo. El obstáculo de la
duda hay
que saltarlo, y saber que
siendo pobres, desprendidos de todo, encontraremos el mayor de los tesoros, al mismo Jesucristo que tanto
necesita nuestro mundo.
Aprovechemos
este texto que nos
invita a la oración, a la
alegría, a la paciencia y a la humildad.
¿Por qué esta generación reclama un signo?
En el Evangelio de hoy vemos cómo los fariseos no
entendieron nada, ni percibieron el significado de la multiplicación de los panes y los
peces. Y discutieron con Jesús pidiéndole un signo.
Hoy seguimos sin
enterarnos de nada, pedimos
signos y, sin embargo, tenemos el
signo mayor, el propio Jesús, su
Vida, su Resurrección. Qué tristeza no
sería la de Jesús en ese
tiempo y en nuestros días,
ante tanta ceguera,
ante tanta indiferencia.
Así que Jesús se
marchó sin darles ningún signo.
Si se lo estaba dando todo y ellos no
querían ver, sus ojos, los del corazón,
estaban demasiado cerrados, y así no se puede
ver nada, todo está oscuro,
vacío, hueco. Se nos muestra la
belleza de la vida, la
abundancia del amor, de la entrega, y no
vemos nada, no queremos ver.
Nuestra fe es
débil , queremos tener
pruebas, signos, que nos demuestren , que nos hagan
ver. No dejamos de
pedir señales así como lo hacían los judíos cuando
Pablo les predicaba, pero la única señal
que se les podía dar, que constantemente él presentaba
era la Cruz y la Resurrección.
No podemos
rechazar la oportunidad que Jesús
nos da para creer, para sabernos
salvados por su Amor. Porque nos amó
hasta el extremo, hasta dar la
vida, y no nos enteramos, no lo vemos.
Sí, sé que me repito
en lo mismo, pero eso es lo que necesitamos, que nos lo repitan
una y otra vez para
que dejemos de estar
tan ciegos, tan sordos. No podemos endurecer nuestro
corazón ante tanto Amor, debemos
estar dispuestos a reconocer a Jesús.
Quizá los
fariseos le pedían una señal espectacular, como las que
hizo Moisés ante el faraón…, el milagro
de los panes y los peces no les parecía
suficiente, no era un milagro
grande; o los enfermos que curaba, no, eso no era espectacular. Por muchas señales que hubiera hecho
Jesús, hubiese dado igual, no
creerían, había falta de fe, y seguimos
sin fe.
Si alguna
vez nos
doliésemos de los pecados
de los otros, de su propio dolor, de sus soledades, de sus
angustias, de sus muertes en vida, ese
amor que Cristo nos tiene lo sentiríamos en el hermano, y así
nuestra fe, volvería a nacer, a crecer y
a fortalecerse.
Abramos los ojos de nuestro corazón al Amor, a la Esperanza, y hagamos de nuestra
oración un constante diálogo con
Dios para que nuestra Fe sea
fuerte.
Debemos estar
atentos para no dejarnos contagiar por esa levadura de la incomprensión e incredulidad
de los que nos rodean. Debemos abrir nuestro corazón y reconocer con los ojos de la fe
cuál es la verdadera identidad de Jesús, ese mismo Jesús que se ha
revelado en la multiplicación de los panes y los peces, como ese pastor
mesiánico, el único portador de
nuestra salvación.
¡Qué mayor signo
que el de Cristo que vive en cada uno de nosotros!
José Alirio Lagarejo Palomeque
Sacerdote
Que Dios llene de paz tu casa y bendiga tu vida rica y
abundantemente ✍
Hechos
que son Noticias
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