(San
Justino)
Color:
ROJO
1 de junio de 2020
Primera lectura
Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pedro (1,1-7):
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la
justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe
tan preciosa como a nosotros. Crezca vuestra gracia y paz por el conocimiento
de Dios y de Jesús, nuestro Señor. Su divino poder nos ha concedido todo lo que
conduce a la vida y a la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado con
su propia gloria y potencia. Con eso nos ha dado los inapreciables y
extraordinarios bienes prometidos, con los cuales podéis escapar de la
corrupción que reina en el mundo por la ambición, y participar del mismo ser de
Dios. En vista de eso, poned todo empeño en añadir a vuestra fe la honradez, a
la honradez el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la
constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al
cariño fraterno el amor.
Palabra de Dios
Salmo 90
R/. Dios mío, confío en ti
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R/.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación.» R/.
«Lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,1-12):
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos
sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: «Un hombre plantó una viña, la
rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a
unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los
labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo
apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste
lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos
los apalearon o los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el
último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron:
"Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia."
Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Que hará el dueño
de la viña? Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros. ¿No habéis
leído aquel texto: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la
piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente"?»
Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por
ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.
Palabra del Señor
“Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del
Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti”
(Sal 90)✍️
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