(El Santísimo nombre de María)
VERDE/BLANCO/AZUL
12 de septiembre de 2019
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses
(3,12-17):
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la
misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos
mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha
perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es
el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en
vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed
agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros en toda su riqueza; enseñaos
unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle
gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de
palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias
a Dios Padre por medio de él.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Salmo
Sal 150
R/. Todo ser que alienta alabe al Señor
Alabad al Señor en su templo, Alabadlo en su fuerte
firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza. R/.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con tambores y
danzas,
alabadlo con trompas y flautas. R/.
Alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos
vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me
escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian,
bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue
en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la
túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los
que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman.
Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los
pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito
tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de
cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar
nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los
malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no
juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad,
y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa,
colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»
Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIONANDO LA PALABRA
El Evangelio no es un manual de urbanidad. Nos enseña que
tenemos que ir más allá de lo políticamente correcto, que debemos llegar hasta
lo que humanamente parece imposible: amar al enemigo. Y aunque las palabras que
Jesús nos dirige son exigentes y difíciles, pues nos llevan a poner amor donde
haya mal, odio, injuria… es, de algún modo, la táctica que Dios emplea ante los
que andan por el camino del mal, ante los pecadores.
Nos pide que en nosotros prevalezca siempre el amor, incluso
en circunstancias tan adversas y difíciles como las que nos indica en el
evangelio hoy, y es porque sabe que si en nuestro corazón acumulamos odio,
rencor, venganza, desamor… no podemos ser felices, porque nuestro corazón está
hecho para amar.
Pero sólo el corazón animado por la fe que viene de Dios
puede animarse a tanto, pues el mensaje de Jesús supera la mera justicia; va
más allá, más lejos y más profundo, para ayudarnos a ser verdaderamente hijos
del Padre del cielo, que es bueno también con los ingratos. Así, aunque nos
parezca una empresa imposible, debemos recordar que sólo el amor del Padre
puede provocar en nosotros semejante amor.
Sólo porque nos experimentamos como hijos muy amados,
podemos pedir al Padre que extienda su amoroso poder sobre todos, aun sobre los
que no nos aman, porque Él es compasivo con todos, a todos ofrece su amor, su
perdón.
¿Qué quiere decir hoy, allí donde nos encontramos, “ser
misericordioso como el Padre celestial es misericordioso”? ¿Cómo estoy mirando
a mis hermanos, especialmente a quienes no han obrado bien conmigo?
Fraternalmente tu hermano en la fe José Alirio Lagarejo
Palomeque
"Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia"
(Jn 10,10)
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