Color: VERDE
22 de septiembre de 2019
Primera lectura
Lectura de la profecía de Amos (8,4-7):
Escuchad esto, los que pisoteáis, al pobre
y elimináis a los humildes del país,
diciendo: «Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el grano,
y el sábado, para abrir los sacos de cereal
—reduciendo el peso y aumentando el precio,
y modificando las balanzas con engaño—
para comprar al indigente por plata
y al pobre por un par de sandalias,
para vender hasta el salvado del grano?».
El Señor lo ha jurado por la Gloria de Jacob:
«No olvidaré jamás ninguna de sus acciones».
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Salmo
Sal 112,1-2.4-6.7-8
R/. Alabad al Señor, que alza al pobre.
V/. Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,. ahora y por siempre. R/.
V/. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria
sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R/.
V/. Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al
pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo
(2,1-8):
QUERIDO hermano:
Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones,
peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por
todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila
y sosegada, con toda piedad y respeto.
Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro
Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento
de la verdad.
Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y
los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos; este
es un testimonio dado a su debido tiempo y para el que fui constituido heraldo
y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de las naciones en la fe y en la
verdad.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando
unas manos limpias, sin ira ni divisiones.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Evangelio según san Lucas (16,1-13), del domingo, 22 de
septiembre de 2019
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron
ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu
administración, porque en adelante no podrás seguir administrando».
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración?
Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer
para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su
casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al
primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
Él le dijo:
“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había
actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con
su propia gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para
que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el
que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os
confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os
lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien
aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso
del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Palabra del Señor
Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIONANDO LA PALABRA
En la primera lectura, el profeta Amós recrimina a sus
contemporáneos su afán posesivo ante el dinero, y la búsqueda de una seguridad,
mal entendida, que no duda en utilizar medios fraudulentos para aumentar los
ingresos personales. Son las viejas caras de la corrupción tan actual en
nuestro tiempo. El peligro está en ver normal lo que acaba siendo para muchos
un centramiento obsesivo en el dinero, que a su vez genera injusticia social;
injusticia que padecerán principalmente los que tienen menos defensas, como son
los marginados de nuestra sociedad, los pobres, los débiles, los no
adaptados... De estos es de quien habla el profeta Amós, que termina su
“diatriba” recordándonos a todos la presencia de un Dios justo que no olvidará
las acciones de aquellos que explotan al necesitado.
Merece la pena detenerse en él Salmo interleccional de hoy,
porque sigue con esta misma temática. También para hacer notar que el mensaje
de Jesús hunde sus raíces en la tradición bíblica más pura del Antiguo
Testamento, en la que aparece ya la predilección de Dios por los más
necesitados. Así cuando dice: “El Señor levanta del polvo al desvalido, del
estiércol, y hace subir al pobre para sentarlo con los príncipes, los príncipes
de su pueblo”. Está haciendo una clara referencia a la acción liberadora del
Mesías, pero también a nosotros invitados a continuar esa misma acción
levantando del polvo a los pobres que están todavía aquí, con nosotros. No
olvidemos que los Salmos son himnos escogidos motivo de reflexión para nuestra
oración que nos llevarán a tener los mismos sentimientos del Padre común.
El evangelio de Lucas que hoy leemos trata de un
administrador, de un hombre que en su gestión se beneficia del dinero que
administra. El amo al enterarse de su forma de actuar, decide despedirlo. El
administrador sin embargo al reflexionar sobre su futuro no encuentra más
salida que llegar a un acuerdo con los deudores del amo para no verse en la
calle y empieza a maniobrar con ellos rebajando la deuda.
La parábola no se detiene a juzgar las maniobras de este
empleado, a todas luces inmorales. Sin embargo comenta algo muy curioso que nos
cuesta entender; me refiero al comentario del amo que, al enterarse del engaño
del administrador, le felicita por la astucia con que había procedido en un
momento tan difícil para su futuro. La razón es que los hijos de este mundo son
más sagaces que los hijos de la luz. Así termina la parábola.
Y yo os digo: “Ganaos amigos con el dinero injusto, para
que, cuando os falte os reciban en las moradas eternas”.
A continuación el evangelista pone en boca de Jesús una
reflexión que ciertamente era novedosa entonces y aún algunos la encontrarán
subversiva, sin embargo, solo quiere poner de manifiesto la injusticia que
subyace en la riqueza que no cumple una función social, por eso al decir
“dinero injusto”, da por supuesto que la riqueza es injusta si no tiene otras
miras más altas que las del propio beneficio, es decir, en la complacencia
egoísta del dinero que da seguridad e ignora las necesidades ajenas. Así
podemos entender la frase evangélica que parece exagerada: “Ganaros amigos con
el dinero injusto”. Es decir, ahora que estáis todavía en un tiempo propicio
compartid vuestros bienes con los más necesitados pensando que somos todos más
que amigos, hermanos. Esta es la “astucia” del administrador que ha descubierto
otra función del dinero, ganar amigos y ayudar a los pobres que dependen como
él de un amo rico que no carece de nada.
Después de esta parte de la parábola que salva la acción
deshonesta del administrador, porque ha sabido, podemos decir, “blanquear” sus
fraudes, y como si quisiera el autor reprender a este empleado “astuto”,
continúa la parábola defendiendo la honradez en lo pequeño y en lo grande. El
Evangelista Lucas con esta frase quiere subrayar la ética en las relaciones
inter-personales y en concreto, en las relaciones económicas.
La parábola continúa presentándonos una justicia superior
que llegará al cumplirse el destino definitivo del hombre, cuando dice: “Así,
os recibirán en las moradas eternas”. Una vez más Jesús hace referencia al
encuentro definitivo con el Padre que juzga las acciones de sus hijos.
Al finalizar esta parábola nos encontramos con una con esta
reflexión o mandato, que el Evangelista pone en boca del mismo Jesús:
“Ningún siervo puede servir a dos amos. Porque o bien
aborrecerá a uno y amará al otro o bien se dedicará a uno y no hará caso del
otro…”
Es un principio que recuerda el compromiso fundamental que
el creyente debe tener ante el seguimiento de Cristo. Es un compromiso que no
se resuelve solamente en el área intelectual y espiritual del ser humano sino
que compromete además aspectos afectivos y sensitivos de la persona. Por eso la
elección no es meramente especulativa sino que al comprometer áreas más
profundas de la personalidad genera una lucha interior en la elección de un amo
u otro con sus dudas y altibajos, pero hay que subrayar que no caben términos
medios ya que no se puede servir a dos amos…
Lucas que escribe este evangelio y se mueve en un ambiente
cultural donde la esclavitud era normal y emplea palabras que tienen relación
con la falta de libertad y la anulación de la persona que se genera en esa
situación, por eso emplea términos que entendían sus oyentes, como amo, señor,
siervo, esclavo. Alguien dirá que es un lenguaje desfasado no actual, pero
ahora en nuestro mundo podemos encontrar el mismo significado substituyéndolos
por otras palabras que serán más técnicas que denotan una falta a veces mayor
de libertad interior. Pensemos en el poder del dinero que propicia situaciones
personales de “adicción”, “dependencia”, “servidumbre “o “esclavitud ,
difíciles de superar que acaban muchas veces anulando a la persona.
Por eso una vez más hay que subrayar que Jesús no condena el
dinero ni la riqueza, solo hace una llamada de atención ante el mal uso del
dinero planteando unos principios necesarios para que el creyente forme su
conciencia y el dinero no sea algo que le esclavice al absolutizarlo, como un
dios o el becerro de oro de los israelitas, es algo que nos empequeñece, hasta
el punto de que la adicción nos impide ver otros valores como pueden ser los
espirituales y mucho menos ver en Dios al Padre común de todos los hombres cuyo
rostro, de alguna manera, está en los hermanos.
Sería muy interesante que al reflexionar en nuestros
ambientes pastorales sobre estas lecturas, hiciéramos leyéramos una vez más la
primera exhortación del Papa Francisco: La Alegría del Evangelio.,(Ns 55-58).
En este documento, analiza los retos nuevos de nuestra
sociedad, ya que la fe al no ser algo abstracto o intemporal debe actualizarse
en los creyentes de hoy que viven y se enfrentan a nuevos contextos sociales.
Es una exhortación pastoral que nos advierte diciendo” No a la idolatría del
dinero”, lo copara con una especie de “fetichismo” fruto de un consumismo
exagerado, que de una forma cada vez más apremiante y sutil nos centra en el
dinero y en las necesidades creadas por el mismo; el Papa Francisco habla de la
“dictadura de la economía”, que deshumaniza al hombre de hoy, olvidando el
papel de la riqueza al servicio de los más necesitados.
Es un “reto” que tenemos todos para no incurrir en el
comentario que después de esta parábola hace Lucas, al decir: “Oyeron todo
esto, los fariseos, que son amigos del dinero, y se burlan de él”. Refiriéndose
a Jesús de Nazaret.
Fraternalmente tu hermano en la fe José Alirio Lagarejo
Palomeque
"Yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia" (Jn 10,10)
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