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MORADO
6
de abril de 2020
Primera
lectura
Primera
lectura
Lectura
del libro de Isaías 42, 1-7
Mirad
a mi siervo,
a
quien sostengo;
mi
elegido,
en
quien me complazco.
He
puesto mi espíritu sobre él,
manifestará
la justicia a las naciones.
No
gritará, no clamará,
no
voceará por las calles.
La
caña cascada no la quebrará,
la
mecha vacilante no la apagará.
Manifestará
la justicia con verdad.
No
vacilará ni se quebrará,
hasta
implantar la justicia en el país.
En
su ley esperan las islas.
Esto
dice el Señor, Dios,
que
crea y despliega los cielos,
consolidó
la tierra con su vegetación,
da
el respiro al pueblo que la habita
y
el aliento a quienes caminan por ella:
«Yo,
el Señor,
te
he llamado en mi justicia,
te
cogí de la mano, te formé
e
hice de ti alianza de un pueblo
y
luz de las naciones,
para
que abras los ojos de los ciegos,
saques
a los cautivos de la cárcel,
de
la prisión a los que habitan en tinieblas».
PALABRA
DE DIOS
TE
ALABAMOS SEÑOR
Salmo
Sal
26, 1. 2. 3. 13-14
R/.
El Señor es mi luz y mi salvación
El
Señor es mi luz y mi salvación,
¿a
quién temeré?
El
Señor es la defensa de mi vida,
¿quién
me hará temblar? R/.
Cuando
me asaltan los malvados
para
devorar mi carne,
ellos,
enemigos y adversarios,
tropiezan
y caen. R/.
Si
un ejército acampa contra mí,
mi
corazón no tiembla;
si
me declaran la guerra,
me
siento tranquilo. R/.
Espero
gozar de la dicha del Señor
en
el país de la vida.
Espera
en el Señor, sé valiente,
ten
ánimo, espera en el Señor. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Juan 12, 1-11
Seis
días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y
Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María
tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los
pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del
perfume.
Judas
Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
«¿Por
qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los
pobres?».
Esto
lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como
tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús
dijo:
«Déjala;
lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis
siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Una
muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no solo por Jesús,
sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los
sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por
su causa, se les iban y creían en Jesús.
PALABRA
DEL SEÑOR
GLORIA
A TI SEÑOR JESÚS
El
Señor me escuchó y tuvo compasión de mí.
El Señor se ha hecho mi auxilio (Sal 29,11) ✍
Hechos que son Noticias
Mons.
Francisco Ozoria comparte reflexiones en torno a al momento de crisis que vive nuestro país y en
el mundo a causa del Coronavirus
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