Color:
BLANCO
22
de mayo de 2020
El Evangelio de hoy en AUDIO
“Nadie les quitará su alegría” (Jn 16, 20-23a)
La proclamación evangélica de hoy comienza repitiendo
la última frase de Jesús a sus discípulos en el texto de ayer a anunciarles,
una vez más, su partida: “ustedes están tristes, pero su tristeza se convertirá
en alegría”. Se trata de una alegría que
surge triunfante del dolor. Para
expresarla se sirve Jesús de una breve parábola, sacada de la experiencia del
nacimiento de un ser humano. “La mujer cuando va a dar a luz, siente tristeza
porque ha llegado su hora; pero en cuanto da a luz al
niño ni se acuerda del apuro, por la alegría que al mundo le ha nacido un
hombre”.
Este lenguaje figurativo referente a los dolores del
parto tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, en que se aplica el día del
Señor y a la venida de mesías. Así en
los profetas Isaías, Oseas y Miqueas, por ejemplo, en otra literatura de la
época y en el Apocalipsis. Según la
mentalidad judía que se refiere a los discursos escatológicos de Mateo, Marcos
y Lucas, el día final del Señor precederá una gran tribulación para los
elegidos, preludio de la alegría por la victoria final, lo mismo que los
dolores del parto dan paso al gozo de una nueva vida.
La tristeza de los discípulos tendrá un doble motivo
de dolor: la partida de Jesús en su muerte y las tribulaciones que él
les ha predicho. Igualmente la alegría
que seguirá tiene una doble causa: la victoria de Cristo sobre la muerte en su
resurrección y la presencia duradera del Señor por medio de su Espíritu, si
bien esta alegría no excluye el dolor impuesto por el odio del mundo.
Exactamente ésa fue la situación del apóstol Pablo al
servicio del evangelio. En la primera
lectura (Hc 18, 9-18) le vemos hoy acusado por los judíos de Corinto ante el
tribunal de Galión, procónsul de Acaya, pero salió bien parado al declararse el
romano incompetente en asuntos religiosos.
La muerte de Cristo supuso el doloroso parto de una
humanidad nueva mediante la resurrección de quien es el hombre nuevo. Jesús fue el grano de trigo que, muriendo en
el surco, dio agradable cosecha de vida nueva según el proyecto de Dios. Precisamente en esa vida nueva reside la
alegría que nadie podrá arrebatar a los que son de Cristo. Un gozo que ya se les concedió e las
apariciones pascuales del resucitado y que se continuará en la asistencia del
Paráclito, que hace presente a Jesús.
Dios Padre nuestro, Dios fiel a tus promesas,
escucha el grito ardiente de nuestra plegaria;
y, según la promesa de Cristo en su despedida,
cambia nuestra tristeza en gozo indestructible.
Reconocemos, Señor, que no sabemos orar en profundidad.
Danos el Espíritu de Jesús que nos enseñe a rezarte.
Te presentamos nuestro mundo que gime
bajo el peso de la increencia y de la desesperanza.
Cuando el cansancio y el desánimo nos ronden,
danos tu fuerza, tu luz, tu verdad y tu alegría
para seguir firmes en la fe hasta el día de Cristo. Amén
COMENTARIOS
En Camino de Fe
Despertar con Dios
Comentando
Hechos que son Noticias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario