Color:
VERDE
15
de junio de 2020
“La
revolución del amor” (Mt 5, 38-42)
El evangelio de hoy contiene la quinta antítesis del
discurso del monte que venimos leyendo estos días y se refiere a la del talión.
“Saben que está mandado: ojo por ojo, diente por diente. Pues yo les digo: No hagan
frente al que les agravia”. La llamada “ley
del talión”, que ya se encontraba en las leyes asirias, se formula también en
algunos libros del Pentateuco o ley de Moisés, puede vengarte en la media en
que has sido ofendido, cobrando o pagando con la misma moneda.
Hay que reconocer que el espíritu de venganza, una ley
del talión a nuestra medida, está muy enraizada en el corazón humano, en todos nosotros:
“El que me la hace, me la paga”. Pues
bien, Jesús excluye toda revancha; no solo efectiva, sino también el deseo de
la misma, hasta llegar a renunciar vindicativa y toda violencia activa, incluyo
como autodefensa: “No hagan frente al que les agravia; al contrario…”. Y desarrolla esta afirmación con cuatro
ejemplos o situaciones diversas: bofetada, pleito, requerimiento y
préstamo. Muestras intencionalmente
paradójicas, que no son para ser tomadas al pie de la letra en su contexto
circunstancial, pero sí en su espíritu perdón, reconciliación y fraternidad.
Mediante la doctrina de esta quinta antítesis: perdón
en vez de venganza, junto con la de la sexta, que veremos mañana: amor al
enemigo en vez de odio, Jesús abunda en el mensaje de la bienaventuranza de la persecución
y nos propone la gran revolución del amor cristiano: amar gratuitamente, sin
pedir ni esperar nada a cambio. Sin
pasar facturas.
Señor Dios, que no quiere la muerte del pecador
sino que se convierta y viva, porque tú amas a todos,
ten piedad de nosotros, que somos estrechos de
corazón,
incapaces de amar y renunciar a la venganza y al
rencor.
Enséñanos y ayúdanos a vencer el mal con el bien.
Haz que creamos firmemente que es posible un mundo
nuevo
en donde no sea el odio y la revancha fratricida,
sino el amor y el perdón, quienes digan la última
palabra.
¡Dichosos los que se atreven soñar un mundo nuevo
de amor y fraternidad, arriesgando todo en este
empeño,
porque el reino de Dios está en tus manos!
“Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la
sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío,
confío en ti” (Sal 90)✍️
Temas de interés
No hay comentarios.:
Publicar un comentario